La envidia es muy mala

Al que triunfa se le monta un pollo; por los becarios presuntamente maltratados, o por lo que sea

Es curiosa la reacción en la provincia de Cádiz después de que un restaurante, el Aponiente, de Ángel León, haya sido incluido entre los 50 mejores de Europa en la Opinionated About Dining (OAD), una de las listas más prestigiosas que existen. Aquí nuestras autoridades ni siquiera lo han elogiado públicamente. Aquí se discute si hay que dejar más o menos veladores en las terrazas de los bares de Cádiz (una polémica copiada de Sevilla, como tantas cosas); o bien si a la hostelería le conviene unas Fiestas Típicas que no quiere casi nadie. Insisto: lo que le conviene a la hostelería es tener 20 restaurantes como Aponiente y 20 chefs como Ángel León. Aunque nos gusten más los huevos con papas (justamente loados por Pepe Monforte) que el humo de un hueso de aceituna.

Pero ocurre que aquí, en esta provincia de envidiosos, quien triunfa es ninguneado. Recuerden lo que decían cuando la campaña de la Diputación con los gaditanos famosos. Ha tenido más repercusión este éxito en los medios nacionales. En Madrid se ha destacado que en la provincia de Cádiz, y más concretamente en El Puerto de Santa María, está el restaurante que ha conseguido la entrada más fuerte. Ha sido incluido en el puesto 36 de Europa, por delante de chefs ilustres como Arzak (puesto 43) o Martín Berasategui (puesto 47).

El inspirador de la guía es un estadounidense llamado Steve Plonitcki, uno de esos locos de la gastronomía, que ha dejado dos perlitas curiosas. Una: "Aponiente es uno de los restaurantes más importantes e interesantes que visitar en Europa". Pero la otra es mejor. Cuando le preguntaron por qué no fue incluido antes, dijo: "Por la ubicación de Aponiente, que suele quedar fuera del típico itinerario gastronómico español".

Nuestras autoridades se gastan el dinero público en Fitur, en las ferias de Londres, de Alemania y de no sé donde para que un americano influyente diga que la provincia de Cádiz está "fuera del típico itinerario gastronómico español". Es decir, que ese turismo de lujo no suele venir, mientras discutimos sobre las terrazas de los bares.

Y, por supuesto, al que triunfa se le monta un pollo; por los becarios presuntamente maltratados, o por lo que sea. Parecía como si en Aponiente sirvieran becarios a la plancha. Y se le critica todo lo posible y más, igual que ha pasado con El Faro cada vez que Gonzalo Córdoba y su familia abrían un nuevo restaurante, o entraban en una guía. Así, por envidia, se ha conseguido que esta provincia no sea como Guipúzcoa, y que no se trate mejor a quien se lo merece.

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