Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

SI se pueden albergar serias dudas sobre el futuro de Izquierda Unida -mejor dicho: sobre si Izquierda Unida tiene futuro- no es por su menguante respaldo electoral, ni por su militancia que envejece sin apenas renovarse, ni por sus quebrantos financieros ni por su falta de penetración en el tejido social. Es más bien un problema de mal uso de sus energías provocada por el desconcierto de las derrotas y que, a su vez, las hace más desastrosas.

Piensen un momento: ¿en qué emplea IU su tiempo, sus energías y sus debates? No me refiero a los alcaldes y concejales, que en general se vuelcan en su gestión. Ni a los militantes de base, sufridos y entregados. La crítica es a los dirigentes y cuadros, obstinados en empeños que no llevan a ninguna parte y adormecidos en una burbuja endogámica y ombliguista.

Una parte considerable de su esfuerzo vital y político se encauza en tres direcciones: la disputa creciente por un poder orgánico cada días más decreciente, la lucha por la República y las relaciones con el PSOE. La primera, nunca ausente, ha llegado al paroxismo desde la dimisión de Julio Anguita. No ha habido asamblea o consejo federal de la coalición desde entonces que no haya estado dominada por la lucha a cara de perro entre el PCE y los que no son del PCE, entre el PCE ortodoxo y el PCE evolucionado, en el interior del PCE, entre las IU de cada nacionalidad o región, entre los independientes y los organizados, entre Llamazares y Alcaraz, etcétera. ¿Cuántos días y horas se habrán consumido en dirimir estas cuitas... sin terminar de dirimirlas jamás?

La lucha por implantar la tercera República es otra gran devoradora de hombres y mujeres de IU. Es difícil encontrar una cuestión que sea tan rehén de la ideología y, al mismo tiempo, tan poco práctica, tan alejada de las preocupaciones de la gente. Una variante de este prejuicio ideológico es la solidaridad con el régimen de Cuba, disfrazada de solidaridad con el pueblo cubano, en la que la voz cantante la tienen algunos personajes que por nada del mundo aceptarían vivir en las condiciones en que viven los cubanos. Estas dos causas no son utopías en el sentido progresista de la expresión, sino auténticas causas imposibles.

Finalmente, las relaciones con el PSOE. Desde la caída del Muro de Berlín y el vaciado sistemático de lo que IU tuvo en su origen de movimiento participativo, original y radical, las cúpulas de Izquierda Unida protagonizan constantes bandazos en sus relaciones con los socialistas. O se alían con el PP contra el PSOE o se echan en brazos del socialismo y le sirven de muleta. Quince o veinte años llevan en el tema y todavía no se han aclarado. Con este despilfarro el futuro de IU es de una oscuridad perfectamente clara.

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