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La emoción de censura

Es imposible la moción por dos motivos: la situación del PP municipal y los problemas internos del PSOE

En los últimos días se está hablando de una moción de censura en Cádiz, como si la fueran a presentar. Abandonen esa ilusión. El despiste forma parte de la política municipal gaditana, cuya estrategia es de andar por casa y cojeando. Consiste en que el gobierno de Unidos Podemos ni puede gobernar (al carecer de mayoría), ni sabe (por su incompetencia), ni quiere (Kichi es el más interesado en la moción, sería un favor). Y enfrente tienen a una oposición de PP, PSOE y Ciudadanos que gesticula, sin apuntalar una alternativa. Se dice que la principal perjudicada es Cádiz. Pero se da por descontado que Cádiz es vieja y está curada de espantos, y ha aguantado más de tres mil años no se sabe cómo. Así que también resistirá a estos.

Entre PP, PSOE y Ciudadanos suman 17 concejales, que darían para una mayoría absoluta, con un gobierno tripartito de salvación. Sería la única fórmula sensata de llegar hasta las elecciones de 2019, cuando los gaditanos recibirán una nueva oportunidad para pronunciarse sobre su Ayuntamiento. Sin embargo, en los momentos actuales, es imposible una moción de censura por dos motivos: la situación del PP municipal y los problemas internos del PSOE.

La situación del PP es que Teófila Martínez, la anterior alcaldesa, sigue siendo concejala. Se podría decir que algo así como concejala honoraria, pues en las broncas lógicamente no se mete ella, sino el portavoz, que es Ignacio Romaní. Precisamente, el portavoz de los populares ha aclarado que sus condiciones para la moción serían un gobierno tripartito y un alcalde o alcaldesa a propuesta del PP. Si plantean la reposición de Teófila, la situación sería la misma de 2015: o Kichi, o Teo. Así se lo ponen imposible al PSOE, ya que sería como un trágala. Tampoco los otros querrán consolidar a un alcalde nuevo del PP antes de 2019.

El PSOE no moverá ficha antes de que Susana Díaz gane el congreso federal, sea la lideresa total y le diga a Fran González: "Palante". Por falta de ganas de Susana no va a quedar, pues a ella no le caen bien ni Kichi, ni su pareja. Pero antes de ese congreso no le van a dar más aire a la cometa de los disidentes sanchistas y los suicidas asociados. Después tampoco se lanzarán, si el alcalde tripartito no es de su agrado.

Por ello, el candidato que parece más asumible sería Juanma Pérez Dorao, el portavoz de Ciudadanos. Pero eso obliga a una generosidad muy ajena a la política contemporánea. Así que tranquilos: la emoción de la moción no llegará antes del verano de 2017. Y después puede que tampoco.

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