Tengo un cortijo grande, más o menos del tamaño de La Almoraima. Desde hace mucho tiempo se cultiva algodón, caña de azúcar y tabaco. En su día se construyeron unos barracones donde alojar a los trabajadores a los que se les da comida y un techo para dormir. Con eso es más que suficiente. No hace falta retribución porque trabajan con el único afán de poder poner en su curriculum que trabajaron en mi plantación, lo que les dará un nivel y una categoría extraordinaria cuando en el futuro quieran buscar empleo en cualquier otra plantación. Ya sé que el ritmo de trabajo resulta extenuante pero es que en mi plantación hay una exigencia muy alta en cuanto a calidad y resultado final. Me he hecho una foto en la puerta de la explotación que mi comunitymanager ha colgado en todas las redes sociales. Todos mis empleados me aplauden ante el alud de injustas críticas recibidas porque unos periodistas desaprensivos informaron de las condiciones de vida de mis becarios, stagiers se les llaman ahora. No comprenden la extraordinaria labor formativa que yo hago. Les enseño a recoger bien el algodón, sin mancharlo ni estropearlo, saben cortar la caña de azúcar de manera que se aproveche todo, las hojas de tabaco las recolectan con primor. Todo se hace perfecto en mi plantación hasta el punto de que me han dado reconocimientos internacionales de todo tipo. No sé por qué me critican. Es cierto que el Estado se gastó un dinero en arreglar mi plantación y me la cedió durante años para que yo la explotase con el nombre de Laboratorio de Investigación de la Agricultura Extensiva. Yo lo que hago es poner el nombre de Cádiz en el mapa, que mucha gente conozca esta provincia por lo que yo hago, le doy la Tierra a la gente con mi arte y mis conocimientos. De hecho la Universidad investiga para mí con objeto de mejorar mis productos. De mí se habla en todo el mundo. Cádiz debería agradecerme lo que hago en lugar de criticarme. Todos estos chavales viven de categoría en sus literas y comen a la perfección mientras aprenden un oficio en un lugar de prestigio. Serán los mejores recogedores de algodón y cortadores de caña de azúcar de toda España. Tan es así que en la patronal del sector han copiado mi fórmula y hacen contratos de cuatro horas para que la gente trabaje 12, pero nadie se queja, ni los sindicatos abren la boca. Les doy curriculum, comida y cama, las tres C de Cádiz en versión desregulatoria.¿Para qué quieren más?

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