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Tribuna

José María Esteban / Arquitecto

El edificio de Náuticas

No es cuestión de ser el primero o el último, sino denunciar lo que nos parece a cada uno que se hace mal en esta dichosa ciudad, donde entre los socavones, los aparcamientos que solo servirán para ser esclavos de los coches toda la vida, o que importe muy poco lo que tenemos de valor urbano, se vaya machacando esta ciudad por unos y por otros.

Si algunos seguimos defendiendo con uñas y dientes la, creo que inexpugnable, Aduana, no es menos cierto que ya la piqueta ha sido contratada para derribar el edificio del arquitectos José López Zanón y Luis Laorga Gutierrez, tan delicado y modernísimo, como es la antigua Escuela Náutica de Cádiz en nuestra Avda. Duque de Nájera.

Ayer por la mañana, junto al Mora, me cruzaba con algunos compañeros arquitectos, que entran, como buitres, en un concurso avieso y artero de la Junta de Andalucía, en el que se incluye la demolición de este, algo deteriorado y magnifico edificio, pero no caído, - esta vez si- producto coherente del Movimiento Moderno. Porque a algunos les duele la boca de defender unas cosas y otras no, y solo salen cuando hay negociete cerca, y claro ahora no quiere enfrentarse a un buen cliente. Suele ocurrir con algunos arquitectos.

Este edificio construido a finales de los años sesenta, supone una fantástica metáfora funcional arquitectónica y un más que protegible ejemplo de arquitectura gaditana. Casi rayana en la decosntrucción derridiana, como envolvente arquitectónica de su función universitaria, esta Escuela de Náutica, que evidencia ser puente de mando, camarotes y palo mayor de un alegórico barco de arquitectura civil, es uno de los mejores edificios que se han hecho en ese frente de la fulgurante Caleta. Allí donde cada tarde el sol va a beber su rojo retiro. Ese rojo que tiñe las blancas paredes de este inmueble de un malva, difícil de ver en otras circunstancias en Cádiz. Es como un barco varado donde únicamente se pueden mejor varar los barcos en Cádiz, en el flanco universitario y junto a la sencilla, remansada y acogedora Caleta de Cádiz. Repito de Cádiz, no de Pontevedra.

Si es verdad que el edificio se encuentra atacado por la edad en sus estructuras o en sus aplacados, por su cercanía al mar, por ese mismo motivo podemos empezar a meter la pala por las Puertas de Tierra y terminar solarizando Cádiz hasta el castillo de San Sebastián, que este si que también esta malito. No seamos inútiles e ingenuos, también me costó mi misma vida, independientemente de su actual y endogámico y escamoteante uso de la Junta, reconstruir el Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real, allá por los 90y hoy se conforma como el segundo icono de Cádiz en cualquier publicación que precise fijar la imagen nuestra: de punta en blanco.

Estamos a tiempo. De la Junta de Andalucía, creo que la Dirección General de Patrimonio, su promotora, y su propio Director General de Bienes Culturales, a quien no dudo le debe estar haciendo daño en la conciencia, como lo de la Aduana, deben estar atentos y actuar. El delegado del Gobierno Andaluz, como hace unos días, no se si lo sabrá, o no se porque no lo ha comunicado Todo el mundo guarda un cómplice secreto, y ya la piqueta está en la puerta.

El Ayuntamiento ahora debería salir defendiendo su propio patrimonio urbano. No se si también llegaran a tiempo para defenderlo los "arquitectos modelnos del MOMO", tan fuertemente como lo hicieron en contra de la Aduana ¿O serán presos de próximos clientes?. Espero esta vez no verme solo, defendiendo algo de arquitectura, ahora si según ellos hasta más válida en Cádiz, si no hay un debate en el Colegio de Arquitectos. Este de nuevo, ya se ve algo rutinario y cansado, partidario otra vez de parte de sus dirigentes dirigidos.

En el Patrimonio histórico y arquitectónico no hay épocas, ni estilos, ni regímenes, ni edades, solo esta la identidad de la cultura de un pueblo, que sabe defender su propia historia construida, su herencia urbana, que lo ennoblece, realza y hace suya para siempre. El patrimonio es sentirse y verse uno mismo con la memoria y enorgullecerse de sus valores materiales que fingen y simulan sus ideales más nobles y artísticos, independientemente de quienes lo hicieron, o/y además de ello. Unas para ser ejemplos, otras para ser pedagógicos y sacar conclusiones, y las muchas arquitecturas, por no decir todas, para demostrar que se tiene sensibilidad, progreso y cultura. En Cádiz va quedando escasa sensibilidad, nada de progreso, y cada vez menos cultura. O por lo menos, los que van decidiendo tirar lo intirable, no digamos que les va quedando, como en otras muchas ocasiones, ni la respuesta a tanta tropelía.

Lo siento, una nueva cruzada acaba de empezar…

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