Si todo ocurre como está previsto y no hay ninguna "decisión" de urgencia el 31 de diciembre de 2019 sería el último día en que funcionará el peaje que se paga por usar la autopista entre Cádiz y Sevilla.

Si todo ocurre como debiera quedan poco más de dos años para la efemérides que sería tan importante como el día en que anuló el peaje del puente Carranza. Ir y volver a Sevilla para alguien de Cádiz, o venir a Cádiz desde esa provincia, supone un gasto adicional de más de 16 euros, más de lo que vale tomarse una cervecita con sus tapas en cualquier bar de la provincia, no es ninguna tontería.

No cabe duda de que la supresión del peaje tantas veces demandada y nunca concedida en una demostración más de la fuerza de los poderes económicos en España es una de las reivindicaciones más importantes de la provincia. La gran novedad está ahora en que la propia empresa que explota el peaje, Abertis, ha reconocido que será poco probable que vuelva a haber una prórroga de la concesión y que se siga cobrando por usar la carretera, una de las primeras construidas por la iniciativa privada en España.

La supresión del peaje será un nuevo aliciente para ambas ciudades separadas apenas por tres cuartos de hora de viaje en coche y poco más de una hora en tren, que es ahora la opción, con diferencia más barata y más cómoda. Esperemos que esta vez sea la definitiva, que no haya más prórrogas y que esta reivindicación de la provincia y de los partidos mayoritarios (cuando no estaban en el poder) se lleve a cabo.

En este tiempo se han hecho muchas promesas. Se llegó a hablar de construir incluso una especie de carretera pública paralela pero nunca nada llegó a prosperar. Lo único que ha prosperado siempre ha sido el precio del peaje y lo único que se ha mantenido es lo de tener que pedir el ticket de paso en las cabinas, porque si no lo haces no te lo dan, algo llamativo cuando cualquier comercio te da siempre tu comprobante de compra.

Queda tiempo para preparar la celebración que tiene que ser grande y por parte de ambas ciudades. Que no ocurra como con el nuevo puente sobre la Bahía que siempre parecía que sólo tenía una pata, la de Cádiz, y que Puerto Real, el otro lado, no existía.

Esperemos que esta vez podamos brindar con fino y manzanilla por este acontecimiento. Esperemos que no ocurra ningún "imprevisto" y se anule una gran alegría. Esperemos que no se acaben antes los coches que el peaje.

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