Su propio afán

enrique / garcía / mÁiquez /

La culpa y la disculpa

PEDRO Sánchez, el secretario general del PSOE (conviene recordarlo), ha culpado de los próximos resultados de Cataluña a Mariano Rajoy. "Siempre que gobierna la derecha, siempre que gobierna el PP, crece el independentismo", ha dicho, tan pancho, como si José Luis Rodríguez Zapatero y su affaire con el Estatut no hubiesen existido, ni el PSC y su tripartito. Estamos ante una frase que es un síntoma de la insolidaridad constante del bloque constitucionalista y de los nervios presentes. Como cuando en un equipo empiezan los compañeros a gritarse unos a otros, reprochándose esto y aquello, en vez de darse ánimos y hacer piña.

Esto de Sánchez es de una frivolidad pasmosa, que va más allá de lo coyuntural. No sólo por socavar el terreno del constitucionalismo y por su falta de autocrítica, sino por la torpeza de su análisis unilateral. El nacionalismo lleva creciendo desde que la Constitución y su Título VIII dieron el pistoletazo de salida y gracias, precisamente, a que la rivalidad mimética entre el PSOE y el PP les hizo buscar siempre las alianzas con los nacionalistas, aun a precio de oro, para desbancar o desgastar al rival. El diagnóstico de Sánchez no puede ser más ciego o, mejor dicho, más tuerto.

Incurre, además, en el error tácito de todo el proceso del procés. No trata como adultos a los nacionalistas, perpetuos adolescentes consentidos y que, por tanto, como suele ocurrir, no sueñan más que con emanciparse. La culpa del nacionalismo es de los nacionalistas, y suya la responsabilidad última. Pensar otra cosa es un desprecio disfrazado de empatía y buenrollismo que quizá sea lo que, subconscientemente, enerve y enrabiete a los soberanistas.

El otro día decíamos que, si las fuerzas constitucionalistas son capaces de no dar un paso atrás, que es algo que está por ver, y si se deja que el voto nacionalista apure hasta el fondo las consecuencias de sus votos, quizá quede una esperanza todavía. La de la madurez. Se crece así, a estirones y a golpes que nos enfrentan a la propia responsabilidad. Por cierto, ¿no tienen la sospecha de que tanto echarse la culpa el PSOE al PP y viceversa funciona como una disculpa para no afrontar tampoco la responsabilidad auténtica de fondo, que es mutua? No creo que esta vez se me pueda acusar de optimismo, porque lo veo muy difícil, pero estamos ante una oportunidad única (aunque espinosa) de crecimiento para unos y otros, para todos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios