Claro que no hacían falta los semáforos que ha instalado el Ayuntamiento de San Fernando con parejas del mismo sexo tomadas de la mano, al menos desde un determinado punto de vista. Claro que hay otras cosas más urgentes, desde el mismo parecer. Pero desde el otro, desde la posición más tolerante ¿quién dice que no es necesario dar ese apoyo simbólico a quienes aún no se sienten mirados por igual en sus derechos? ¿Y por qué ese reconocimiento, ese refuerzo a sus derechos igualitarios, a su necesidad de sentirse iguales no va a ser urgente? Aun así, todavía tendrán que soportar bromas de un más que dudoso gusto por esta iniciativa. A lo mejor, se me ocurre, no está de más que una ciudad que debería proclamarse sin prejuicios, ni credos definidos, ni opiniones sobre la moral o la preferencia sexual de cada uno, muestre de esta manera una firme simpatía hacia la diversidad¿Qué nos cuesta?

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