La calle Ancha

Se deshabitan las casas palacios, cierran las tiendas elegantes y los bancos, y le quitan la Semana Santa

A la calle Ancha, en Cádiz, le están tomando manía. Ya lo he escrito, pero lo desarrollo. Conste que soy un gran partidario de esta calle. Junto a la iglesia de San Pablo vivió mi abuela, y allí tengo algunas fans que toman café en Los Italianos (cuando está abierto). Ahora se han empeñado en que no pasen las cofradías por Ancha, otra ligereza, ya que es la calle más señorial de Cádiz. Quizás ese es el problema básico: que el señorío gaditano también se está perdiendo. Se deshabitan las casas palacios, cierran las tiendas elegantes y los bancos, y le quitan la Semana Santa. Aunque sea por un año,ad experimentum, porque no lo tienen tan claro.

Sufre una manía persecutoria. Ancha fue la calle mayor gaditana en otros tiempos, desde el Cádiz burgués del comercio americano hasta el Cádiz pemaniano de la posguerra (ambos inclusive). La calle por la que paseaba todo el mundo, cuando la gente salía a dar paseos, como una forma de divertirse, según contó Armando Palacio Valdés en Los majos de Cádiz. El lugar de las tertulias en las Cortes de 1812, según reflejó Benito Pérez Galdós. También la calle a la que venía el rey Alfonso XII cuando acudía a la casa palacio de los Moreno de Mora. Si se fijan en las casas antiguas de la calle Ancha, verán que casi todas son ideales para hoteles con encanto. En la confluencia de José del Toro y Novena, estaba el Bar Cádiz. Enfrente, la pastelería y el salón de Viena. Y el Banco Hispano Americano, en los tiempos de Ángel Íñiguez. Y el edificio de la Telefónica. Y la pastelería matriz de La Camelia de los Gamero. Y la tienda de Muebles Campe. Y la óptica de Malet, al servicio de usted. Y el Casino Militar... Todo eso lo hemos conocido.

De aquel Cádiz de nuestra infancia, apenas sobrevivieron el Bar Liba y Los Italianos, además del bazar de El Siglo. Sin olvidar la consulta dental de Marcos Zilbermann, mantenida de generación en generación Casi todo lo demás ha desaparecido. Más recientemente cerraron las tiendas de Roberto Verino, Caramelo y otras así. Casi todas las de marcas de categoría media-alta. Con eso se demuestra que el empobrecimiento de las clases medias fue una realidad. Palmaron durante la crisis.

La calle Ancha nunca fue como Columela, por eso no ha funcionado igual. La calle Ancha es la más romántica y la más proustiana de Cádiz, el eslabón de la cadena que nos une con el tiempo. Es el pasado, sin el que no se entiende el presente, y puede que tampoco el futuro, porque su declive se ha unido a la decadencia gaditana.

Al fondo, se queda la plaza de San Antonio, que todavía es la plaza mayor de la ciudad, como el corazón de ese Cádiz perdido.

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