Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

Una broma de mal gusto

EN este mundo en el que nos ha tocado vivir, hay que andarse con pies de plomo, tener siete ojos y saber más que Briján. Porque, a menos que te descuides, te las dan con queso y te quedas, antes que te des cuenta, con las patas colgando o, igual que las gallinas, sin plumas, y cacareando. Vaya, por no fiarnos, ni en el amor puede uno ya confiar y, menos aún, si se escribe con mayúsculas pues, convertido entonces en el nombre propio de una concursante de Gran Hermano, puede resultar más letal que otra cosa.

Así, herido por el desarrollo que han tenido los acontecimientos de las últimas semanas, encontré ayer a "mi" Viley, artista sevillano para el que utilizo el determinante posesivo autorizado sólo por la confianza que nos une. Triste, engañado, decepcionado, el cantante jamás podría haber imaginado que la relación profesional que mantenía con la canaria Amor, le iba a causar tantos quebraderos de cabeza. "Estábamos en el aeropuerto y se abalanzó sobre mí. Entonces me advirtió que nos estaban grabando. '¿Por qué haces esto?', le pregunté. No es mi rollo", me explicaba ayer al mediodía consciente de que, precisamente, ése no es su camino. "Tengo que decir la verdad para que se sepa".

Por eso es probable que, a principios de año, conozcamos más de esta historia en programas como El ventilador donde, como otros muchos, están interesados en sentar al cantante para que cuente su versión de los hechos. A no ser que el asunto sea flor de un día y, tal como ha nacido, muera.

El problema es que la otra parte me da la sensación que no está tan dispuesta a enterrar el hacha de guerra y, mientras se le dé cancha, seguro que la televisiva transexual continuaráý si la ley no se lo impide. "No quiero tomar medidas legales aunque, de seguir mintiendo, lo haré", sentencia mi castigado amigo inocente víctima de esta broma de mal gusto.

Creo que no será necesario, Viley. Tú sigue con lo tuyo, que es la música, y ella que soporte lo que le corresponde, que es dar el cante. Si no os pisáis en la partitura, sonará bien la melodía.

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