Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

El balón al pasto

Sobre Cádiz cae una maldición fruto de la animadversión de Susana Díaz con la ciudad

Siguiendo las recomendaciones de Alfredo Di Stefano (con perdón): el balón está hecho de cuero, el cuero sale de la vaca, la vaca come hierba , así que ¡el balón al pasto! Vamos al turrón sobre lo que la Junta ha hecho por Cádiz. Hagamos como en la célebre escena de "La vida de Brian" pero al revés: ni el nuevo hospital, ni la ciudad de la justicia, ni el proyecto para la Institución Provincial, ni la facultad en Valcárcel, ni el tranvía desde Chiclana (diez años después), ni el tranvía desde Puerto Real (a pesar de la plataforma reservada que nadie usa dos años después de inaugurado el nuevo puente), ni el albergue juvenil, ni una solución para el terreno del antiguo Chalet de San Luis, ni la rehabilitación del Casco Antiguo, ni una nueva ubicación para el Centro de Arqueología Subacuática, ni la dotación para el Museo del Carnaval (para el Museo Íbero de Jaén 27 millones), ni la antigua Escuela de Náutica, ni la nuevo ubicación para la policía autonómica, ni el hotel de cinco estrellas en la Residencia de Tiempo Libre. Susana Díaz tardó dos años en venir a Cádiz y entrevistarse con el alcalde José María González. Desde aquella reunión lo único que ha empezado han sido las obras del carril bici que acumulaban, conviene recordar, cuatro años de retraso. La estación de autobuses tardó otros cuatro y es una marquesina en medio de la carretera industrial.

Soy capaz de comprender que el alcalde pueda pensar que es mejor llevarse bien con Susana Díaz y tener una relación amable con la Junta de Andalucía pero el resultado es el mismo que cuando Teófila Martínez tenía una relación tormentosa: cero patatero. La Junta maltrata a la ciudad de manera reiterada. Desde que Luis Pizarro dejó de tener responsabilidades orgánicas en el Partido Socialista , la Junta ha abandonado a la ciudad. De los fastuosos proyectos que se iban a instalar en Cádiz (no hay que olvidar el Memorial de las Libertades que ha terminado con una accesoria junta al Oratorio ) la cosa ha quedado en nada. Se abrieron los montes y parieron un ratón. Cae sobre la ciudad una maldición fruto de la animadversión de Susana Díaz con la ciudad, agravada quizás porque los suyos perdieran las primarias internas hace unos meses. A la natural negligencia administrativa de la Junta podemos unir la parálisis por los casos judiciales y por el hecho de que la presidenta ha estado dedicada a la política nacional y ha olvidado que debe su cargo, su salario y la potestad para nombrar esa tupida red clientelar al voto de los andaluces.

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