La corredera

Antonio / Morillo / Crespo

El arzobispo y el Congreso

¡no! No tienen nada que ver. Pero uno lee que lee y llega a conectar, a relacionar una cosa con otra. He visto las declaraciones a nuestro Diario el domingo del Sr. Arzobispo de Jerez Sidonia Juan del Río Martín. Decía que la Cope había hecho sufrir a todo el Episcopado, que él se rebeló cuando llamaron al Nuncio de Su Santidad masón y que la crispación no favorece a la sociedad ni a la convivencia pacífica. El sábado aparecía una primera página llamativa en el País, hablando del Congreso Socialista en Madrid, una propuesta para la futura ley sobre libertad religiosa, la próxima eliminación de los crucifijos en actos oficiales y edificios públicos. En referencia, decía, a la actitud belicista de la Iglesia católica, "debe ser consciente de que la Constitución no otorga prevalencia de privilegios y que las religiones no tienen derecho a hacer leyes"

Es lógico que el Gobierno esté mas que mosca con la llamada emisora de los obispos, que sea la que mas leña de y tense la cuerda como nadie hasta ahora desde la Transición. Ocasiona hasta la advertencia sobre la revisión de los Acuerdos con la Santa Sede. El Congreso al fin ha dulcificado la ponencia y han dictaminado " con los símbolos, y liturgias religiosas, se seguirá según la evolución de la sociedad española en la materia" manera inteligente, prudente y razonable. Y por las noticias que corren, también el equipo del coronel de Palma va a tener nuevos fichajes y cartas de libertad.

Me ha parecido también inteligente, prudente y razonable las declaraciones del arzobispo, pues ya era hora de que una autoridad eclesiástica dijera algo al respecto. La mayoría de los católicos socialistas o no, desechan las peleas. Todavía hay quien recuerda la que se armó en la República cuando quitaron el crucifijo de las escuelas, una auténtica declaración de guerra entre los católicos y el Gobierno. Y no hay que ir tan lejos, varias generaciones han ido a la escuela después y en el testero de la pizarra siempre el crucifijo entre las fotografías de Franco y José Antonio. Nadie se acuerda cuando se quitaron. Ya son otros tiempos, las cosas se arreglan pacíficamente, incluso conservando las mismas creencias. Mi aplauso al arzobispo y al diputado Jáuregui por la Ponencia enmendada. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.

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