calle real

Enrique / Montiel

El argumento

LA almendra de nuestros días, el argumento, es la penuria. No ahorramos y gastamos más de lo que debimos. Esta síntesis de Rodríguez Zapatero es de lo que mejor que he oído para definir este tiempo. Quienes tuvieron dinero, mejor dicho, quienes tenían el dinero, las Administraciones, entonan ahora la salmodia triste de los bolsillos vacíos. ¿De qué modo? No quisiera definirlo. Porque que no haya dinero, por ejemplo, para un programa de defensa de la cabra pirenaica en su hábitat, bien, pero cuando no hay dinero para las subvenciones comprometidas a centros como los isleños de Parkinson, paralíticos cerebrales, alzheimer o la Cruz Roja, el argumento se convierte en una pamema.

La dificultad esencial, que está en la deuda también, por supuesto, tiene más que ver con la recaudación. Si caen los ingresos, está claro que o se ajusta lo presupuestado o se escarba más si cabe en el terreno de nuestra perdición. Pero del mismo modo que cayó Dívar, que parecía imposible, pueden caer muchos en medio del ruido y la furia de la gente, la ciudadanía, harta de los gastos inútiles, de los gastos injustificables. El run-run ha llegado alto y claro a la Oficina del Defensor del Pueblo y por ello el cura Chamizo les ha dicho a ellos, los políticos, en la cara, que la gente está "hasta el gorro" de ellos. Porque ¿cómo no estar (hasta el gorro) con un tipo como Álvarez-Casco que se auto encarga un retrato de 190.000 euros para que los futuros inquilinos eventuales del Ministerio de Fomento le vean el careto, aunque sea pintado por el gran Antonio López? Es como lo de los 60.000 euros de De Bernardo en los cuatro folios firmados por un prestigioso abogado madrileño que decían que era un alcalde ejemplar, o que la Cámara de Cuentas estaba infectada de anti andalucistas... El argumento es como esas quimioterapias que hacen que se te caiga el pelo inmediatamente. Vamos, usted dice que no tiene dinero para pagar lo comprometido con el Centro de Parkinson, por ejemplo, muy bien, pues dígame en qué se lo ha gastado para ver si ha sido en otro retrato de 190.000 euros o en alguna otra cosa incalificable, inclasificable e injustificable. O sea, que la Oposición haga su trabajo, que para eso cobra. Sumando y restando los dineros públicos, el valor de las cosas consignadas (y las sin consignar, que serán peores). Es que si lo público no es público, o sea, del público, entonces ¿de quién es? Cien mil euros ha ahorrado el tándem Raposo-Loaiza en telefonía móvil a los isleños. En lo que va de año. ¿Le pondrán la lupa a otras realidades que nos han metido en este agujero con mensaje automático "lo sentimos, no hay dinero"?

Cada día es peor que el anterior, en cuanto a perplejidad e incomprensión se refiere. Ayer no entendimos nada; hoy, menos. Sobre todo después de estar advertidos de todos los males y todas las cautelas y todas las primas de riesgo del mundo.

Ese argumento no me vale, se suele decir también. Cuando no es convincente o no gusta. Pero es lo que hay, al parecer. Y si te dicen que no hay dinero, como lo dicen como lo dicen, los crees. Pero cuidado con el gorro de la ciudadanía, que se puede liar a gorrazos con todo el día menos pensado.

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