Una vez más peco de inocente. Al final, cuando los papeles salen a la luz se demuestra que el más tonto hace pompas. Frío me quedo cuando veo en el Diario que la Ferrusola, la esposa del expresident de la Generalitat, Jordi Pujol, se carteaba con un responsable de un banco de Andorra. Ambos utilizaban un lenguaje en clave con una ridícula y "trenable" escenificación de un diálogo entre una "madre superiora" y un tal "reverendo Mosén". Una gracia, buena señora. Aquí ando liado a ver por dónde Hacienda me da la cachetada aun detallándole con más pelos y señales que a mi señora en qué y con quién gasto mi dinero al señor Montoro. Y mientras tanto, la Ferrusola me da el almuerzo con su tráfico de "misales". ¡Será sinvergüenza la honorable!. La Justicia va lenta, pero segura, y, como en toda película, al final los malos mueren o, en este caso, van a la cárcel. Allí no hay misales, buena y honorable señora.

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