Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

ESTABAN definidas todas las distancias, pero decidió achicarlas justo el día en que resolvió acabar con un dolor de años. Esa mañana, al levantarse, recogió su corazón hecho pedazos, se miró al espejo sin verse, le dio con la puerta en las narices a la cobardía y, sin mirar atrás, salió agarrada a la esperanza, que era su vida misma defendiéndose.

Con la debilidad de las convalecientes, caminó sin parar echándose a la espalda la carga pesada de sus dudas. En rebeldía contra la resignación, en plena discusión con su pasado, quiso parar pero sus pies no la dejaron. Ligera de equipaje y de autoestima llegó al Centro municipal de Información de la Mujer. Nadie podía quitarle ya la gloria del intento. Era como si la pena hubiera encontrado una salida al mar. Miró el mapa de la felicidad y comprobó que no había camino de vuelta, que no había ni una sola carretera secundaria que la llevara al lugar por donde había venido.

Cuentan los que la acompañaron en ese peregrinar hacia la libertad que era una mujer con una gran capacidad intelectual, educada y llena de inquietudes. Elegante y de sonrisa fácil, de una dulzura humilde. Que el dolor no había emponzoñado su carácter. "Una señora", en palabras de la directora del Proyecto Avante, programa de formación y empleo destinado a mejorar la inserción laboral de colectivos en riesgos de exclusión social y en el que Victoria participó en el módulo de Geriatría. Dicen los que la trataron que empezaba a disfrutar de las cosas menudas de la vida, a andar sin muletas machistas, a ser una naranja entera, a bendecir sin complejos su dignidad de mujer.

Estaban definidas todas las distancias, hasta la que le impedía acercarse a su ex pareja porque, curiosa justicia esta, era sobre ella, y no sobre su matarife, sobre la que pesaba una orden de alejamiento. Estaban definidas todas las distancias, todas salvo la delgada línea roja, roja de sangre, que separaba el alma podrida de su asesino, de la esperanza amable de Victoria, que era, como ya se ha dicho, la vida misma defendiéndose.

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