Una utopía es un proyecto prácticamente imposible de realizar. Pero hay personas que logran que sus utopías, sus sueños, se hagan realidad. Ese fue el caso de Miguel Angel Fernández, un periodista leonés, un sibarita, un hombre de esos de saber enciclópedico que un día se enamoró de Cádiz y montó en Benalup, uno de los establecimientos más singulares de la provincia, el hotel Utopía.

Fernández ha muerto recientemente, en Cádiz, donde se estableció. En verdad era una persona que, a pesar de la importancia que ha tenido su "utopía" para la provincia ha sido discreto y no ha salido mucho en los papeles, pero su obra merece contarse, aunque sea aquí en estas 2.600 palabras, que se quedan muy cortas para contar una utopía, un sueño, capaz de llenar muchos tomos.

Utopía está en el centro de Benalup. Está ambientado en los años 30 y bastan algunos datos para saber de su importancia. Figura en una gran cantidad de guías como sitio singular, incluso sale distinguido en la Michelín. Sus 16 habitaciones son diferentes, todas ambientadas en la década de los 30. En su interior hay un museo sobre los años 30, con piezas de importancia y sus cenas los fines de semana incluyen un espectáculo de cabaret ambientado a principios del siglo XX. De hecho el comedor es un teatro presidido por un escenario donde tienen lugar las actuaciones. Para colmo, además, sus precios no son prohibitivos.

El establecimiento saltó a la fama porque logró unir en Cádiz en 2008 a los tres cocineros españoles más importantes del mundo, José Andrés, amigo personal de Miguel Angel Fernández, Ferran Adriá y Juan Mari Arzak, lo que supuso todo un hito en la provincia. Los tres estuvieron cenando en el establecimiento y se alojaron también en él.

El hotel también se hizo conocido porque comenzó a ofertar unos almuerzos con siesta incluida en una de sus habitaciones, una propuesta simpática que también generó muchos artículos en los medios de comunicación.

Miguel Angel Fernández, anticuario también, cuidaba todos los detalles del hotel. Baste contar como detalle que una de las vajillas que se utilizan en el local eran una réplica de las que llevaba el trasatlántico de lujo Queen Mary en su pasaje de primera clase. El proyecto de Utopía le costó más de cinco millones de euros.

Hablaba con pasión de su hotel que, como se diría en el lenguaje políticamente correcto ahora de moda, logró situar a Benalup en el mapa mundial.

Miguel Angel Fernández es uno de esos ejemplos de enamorados de la provincia, de gente de otros puntos que vienen aquí y que terminan enamorados de este triángulo de las maravillas. Se sintió tan bien aquí, le agradó tanto el sol, la luz, los vientos, que decidió y logró levantar en el mismo centro de la provincia su Utopía, y la disfrutó. Por parte nuestra, por lo que ha hecho, deberíamos estarle muy agradecidos.

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