La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Trump o la 'clownpolitik'

Trump es la culminación de lo que antes representaron a menor escala Cicciolina o Berlusconi: la 'clownpolitik'

Trump es un profeta, un enviado, una señal de lo que será la no-política del futuro. Un multimillonario extravagante y hortera sin experiencia de gobierno ni puñetera idea de política, alimentado por unos cuantos tópicos simplones y prejuicios bien anclados que sus numerosos votantes comparten. Esto les aproxima tanto como su fortuna podría alejarlos, pero no es así. Es sabido que nadie admira más a un imbécil rico que un imbécil pobre. Un rico inteligente -no listo, inteligente- y culto es percibido como alguien por completo extraño y hasta enemigo. Pero un tipo que es tan hortera como yo, tan simplón como yo, tan inculto como yo y tan primario como yo es algo así como un hermano de sangre y de ideas (o de no-ideas), "uno de los nuestros" que ha logrado acceder al lujo desenfrenado y al mal gusto espectacular que yo cultivo -imagino que se dicen los votantes de Trump- a la modesta escala que mi economía me permite. El lujo elegante y discreto -otra marca de la odiada inteligencia y de la aborrecida cultura- es inimitable, está por completo fuera del alcance del votante de Trump. Pero su lujo vulgar es una versión big size del que se puede permitir: caras horteradas que estimulan el apetito de quienes han de conformarse con sus imitaciones baratas. Aunque en realidad el universo Trump es la versión cara de las horteradas baratas.

Trump es el símbolo mundial de la muerte de la política. Como Europa es más vieja, e Italia junto a Grecia es la nación más vieja de Europa, su propio origen, los italianos se anticiparon a los americanos sentando en un parlamento a la actriz porno Cicciolina (cariñosita) -con su teta fuera y su osito de trapo- como representante de los ciudadanos por el Partido Radical Italiano y convirtiendo tres veces en presidente a Berlusconi. Ambos lo tenían todo para simbolizar lo peor de un presente que, pasados los años, anunciaba el futuro aún peor que Trump representa: Cicciolina simbolizaba la unión del cine porno, el universo Play Boy y la vanguardia artística guggenheinera (fue esposa, musa y modelo de Jeff Koons); y Berlusconi llegó a la política aupado por sus propios medios de comunicación, crecidos gracias al abono de la telebasura. El actual inquilino de la Casa Blanca es una versión gigante y aún más vulgar -como si de una obra de Koons se tratara-de estos mamarrachos europeos, la culminación de la clownpolitik.

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