Teofilófilo

Los méritos de alcaldesa de Teófila Martínez son muy tangibles, pero apenas se habla de los intangibles

No suelo hablar tanto de política local porque el corazón tiene razones que la razón entiende, pero que el lector no tiene por qué compartir. Con las elecciones a la alcaldía de El Puerto se me va a montar un lío sentimental que ya les contaré. Ahora, con Teófila, es menos problemático porque ella se va, pero más intenso.

Por suerte, ayer el Diario hizo un análisis a fondo y mis compañeros de columna las escribieron antológicas sobre los grandes méritos y las equivocaciones de Teófila. Los méritos: el soterramiento, el segundo puente y la celebración del Bicentenario de la Constitución. Se comentan menos los intangibles. Ya había precedentes, sí, pero que, en los años de la exacerbación cateta del localismo y del regionalismo, fuese alcaldesa de Cádiz una señora de Santander era un soplo de aire fresco, cantábrico, que, además hacía un guiño a las tradiciones y a la vinculación de Cádiz con los jándalos, para que nada faltase.

El otro intangible es que devolvió a la capital un caché. Da un poco de corte hablar del "Flight of the Wild Geese" gaditano, esto es, del traslado masivo de la burguesía gaditana a El Puerto de Santa María (donde los recibimos con los brazos abiertos, naturalmente, y en mi caso más, porque me casé con una). Aquello dejó a Cádiz socialmente descapitalizada y parecía irreversible, pero Teófila, a base de limpieza y cuidado urbano, consiguió darle la vuelta, como cuando hay levante y entra el poniente, otra vez viento fresco, aunque esta vez atlántico.

Con todo, prefiero que todo lo bueno lo digan los demás, porque como yo, que soy poquísimo pepero, soy un ferviente teofilófilo y le tengo tanta ley y tan antigua (por excelente vecina y buena amiga de la familia), no resultaría demasiado verosímil. Lean el artículo de Fernando Santiago de ayer, por ejemplo, y/o el de José Joaquín León. También me gusta que todos los fallos que pudo tener los enumeren otros, porque yo no los veo tanto, y, sobre todo, me gusta que se enumeren muy exhaustivamente, porque comparando su entidad y su envergadura, resaltan mucho más sus aciertos. Yo sólo lamento que, por los caprichos de la rueda de la fortuna, acabase de alcaldesa de Cádiz cuando podía haberlo sido, que buena falta nos hizo, de El Puerto, de donde es vecina y había sido concejal.

Celebro su retirada porque, como dijo Miguel Ángel Buonarroti, el arte estriba en saber acabar las cosas. Su legado, ahí queda.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios