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La Corredera

Antonio / Morillo Crespo

Tener una cabra

Vd. no va a tener una cabra en su casa, es comprensible, la cabra estaría todo el día "beeee, beee.." y se comería las plantas del pasillo y hasta las cortinas. Y cagarrutas por todas las habitaciones. Pero el campesino que tiene una paradita, con sus gallinas, su vaca, se le puede ocurrir tener también una cabra, para que le dé leche todos los días y más ahora que el ladrillo se ha terminado y tiene que vivir, que no se trata de volver a la miseria ni a la agricultura de subsistencia, aunque quien sabe a donde se va a llegar con la crisis.

Bien, pues esto es imposible. Se lo explico, como me lo han contado. Para tenerla, primeramente ha de estar documentada, el hombre ( que no es licenciado por la Complutense) se tiene que dar alta de ganadero. Luego solicitar un libro de explotación y le dan un documento con el crotal para la cabra, que se le pone en las orejas. Ya preparada, le gira una visita el técnico de ADSG que le da al animal un bolo, que le introduce por la boca hasta su estómago, en cuyo interior tiene un microchip. Luego ha de vacunarla contra la lengua azul tipo I dos veces, luego de la tipo II y tipo VIII repitiendo a los 21 días. Si la quiere vender para carne, porque ya no da leche, hace falta un certificado en el que conste que no tiene síntomas de enfermedad aparente. Por su cuenta le saca sangre y la envía a Jerez donde la analizan. Después solicita en Medina una guía y a los pocos días ha de ir a recogerla... Seguro que la faltará la póliza.

Esto que les cuento es verdad y así se ha llegado, en este caso como ejemplo, que lo mismo es para tener una vaca o un cerdo, incluso gallinas, cuando la burocracia y el papeleo se hace tan grande, tan grande que hace las cosas imposibles. Y eso que todo el mundo es consciente que la sanidad en los animales es fundamental y que es absolutamente necesario un control para evitar enfermedades como la brucelosis. Pero eso es una cosa y otra la demasía, que de seguro que al pobre hombre de campo, jamás se le ocurrirá volver a tener una cabra. Y cuando la venda le dirá a la cabra "¡con tus castas, que no te vea más en mi vida!"

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