POR montera

Mariló Montero

Super modelo del super maltrato

ME produce estupor la humillación pública que se produce de manera impune en un programa de televisión en el que un grupo de jóvenes compite por ganar el título de modelo. Les invito a que un día dediquen unos minutos -no hará falta que inviertan muchos- para ver, en Cuatro, las constantes humillaciones y el maltrato psicológico al que son sometidos los jóvenes participantes por parte de sus supuestos maestros. Y digo supuestos porque con tal actitud vejatoria ponen en duda sus méritos para llevar a la práctica una materia que, se presume, deben manejar con desenvoltura: la maestría.

Enseñar a una persona es una tarea delicada donde la psicología es fundamental para alcanzar los objetivos. Está demostrado que fomentar la "positividad" eleva la autoestima: un estudiante, un empleado feliz, rinde más y es más rentable. En este siglo se potencia el hecho de que los jóvenes puedan ser ellos mismos manteniéndoles bien informados y siendo escuchados. Se entiende que los jóvenes de ese programa de televisión, chicos y chicas, están aprendiendo, por eso acuden a una escuela. Si supieran hacer bien todas las pruebas ya estarían en las portadas del gremio. He visto escenas en las que durante una sesión de fotografía los modelos debían tirarse por un tobogán de agua y posar en actitud de rabiosa felicidad. El fotógrafo, un señor injurioso, les recibía en la base del artilugio haciendo críticas despectivas y lanzando amenazas sin darles ninguna orientación productiva. Otro supuesto profesor debía enseñarles a desfilar con elegancia por la arena. Rodeado de los alumnos, observaba el caminar de cada uno de ellos. Todos los defectos que destacaba los iba relatando en voz alta y en tono despreciativo e irónico ante el resto de compañeros, lo que provocaba las risas entre ellos y el agravio para la víctima. La otra profesora es hábil en desatar el llanto. En vez de explicarle a la alumna cómo disimular con maquillaje los moratones que se había hecho en la pierna durante una sesión fotográfica en el jacuzzi, le lanzó una ristra de infamias que provocaron el llanto de la aspirante. Como un concursante varón que, por haberse excedido con la cantidad de brillo de labios, fue humillado con el mismo resultado.

Me consta que estas actitudes vejatorias se producen con normalidad en algunas agencias de modelos donde quienes se dedican a preparar a los estudiantes les tratan de manera despótica. Este comportamiento prepotente de los presuntos profesionales, con problemas de inseguridad, es intolerable. Aún más en una televisión cuya obligación es saber que compartir conocimiento genera más conocimiento y que propiciar un entorno positivo y respetuoso es la clave del éxito. Es intolerable que se fomenten estas actitudes como algo natural para lograr un objetivo o aprender.

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