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GABRIEL Elorriaga utilizó el móvil para informar a Rajoy de que se desmarcaba de él a través de un artículo que se publicaría al día siguiente. Envió un sms a la responsable de comunicación del PP, que en cuanto lo recibió, la noche del domingo, telefoneó a su jefe, al presidente del PP, para explicarle que Elorriaga, secretario ejecutivo de su partido, se descolgaba de su equipo.

Las formas le han fallado a Rajoy desde el mismo día de las elecciones y lo hemos denunciado hasta la saciedad, le ha faltado diálogo, complicidad y sinceridad con sus colaboradores, no les ha dado el obligado y necesario cariño. Pero también fallan algunos de los que hasta ahora han formado parte de su círculo más estrecho: elegir un periódico para anunciar el abandono no parece el método más correcto de hacer las cosas. Y más cuando el periódico elegido lleva semanas dando a Rajoy hasta en el carné de identidad, no se sabe si por convicción, porque piensa que Rajoy ya no es la persona idónea o porque querría ver en ese puesto a alguien más dispuesto a hacer suyas las tesis del periódico.

A Rajoy se le están atragantando los lunes, y éste no ha sido una excepción. Elorriaga, además de miembro de su equipo más cercano, es amigo personal del presidente del PP, al que sin ninguna duda duelen más unas deserciones que otras. Si es evidente que Rajoy ha cometido muchas equivocaciones desde que perdió las elecciones el pasado 9 de marzo, la primera de ellas hacer un análisis excesivamente triunfalista del resultado, la segunda dar a entender que la culpa de haber perdido había que buscarla en los que no habían trabajado suficientemente y la tercera rodearse de personas que no significan nada en el partido mientras dejaba de lado a las verdaderamente queridas, con el transcurso del tiempo las cosas empiezan a moverse en el otro sentido: se percibe una sensación de abandono del barco ante el temor a naufragio que dice poco de quienes se lanzan al agua sin intentar siquiera salvar los muebles, sin dar la cara por las siglas y por la historia de un partido al que tanto deben.

El PP necesita un buen líder, un gran presidente, y es posible que Rajoy no sea esa persona. Pero cuando se mira alrededor no se ve uno mejor. Bien porque no cuenta con escaño en el Congreso, bien porque sus apoyos son muy limitados, bien porque no cuenta con el atractivo suficiente o bien porque su capacidad de transmitir ilusión y ganas es manifiestamente mejorable. Las cosas así, para este delicado momento del PP, Rajoy es el único que cuenta con bazas suficientes para la remontada: escaño, ganas, apoyos generalizados y conocimiento de las entrañas del PP. Le falla el equipo hasta ahora elegido, que no es poco, pero en cambio le sobran agallas para hacer frente a quienes intentan influir en el PP sin formar parte del partido.

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