Señas de identidad

Fue una época gloriosa de la cultura española. Eran todos resistentes, tenían un mensaje de otra España posible

Qué triste, apenas recuerdo cosas de Señas de identidad, con lo que me gustó cuando leí esa novela fundamental. Al conocer que Juan Goytisolo ha muerto en Marruecos todo ha vuelto, digo ese tiempo de España y de mi propia vida. Y Señas de identidad. Fue una novela tan importante como Paradiso o Los pasos perdidos. Otras muchas. A un lado mis mentores, a un lado Luis Berenguer, Alfonso Grosso, José Manuel Caballero Bonald. El mundo de Juan Lobón lo he releído muchas veces. Hay libros que son como la Biblia, uno los lee siempre. A mí me ocurre con algunos poetas, como César Vallejo, Neruda, Miguel Hernández, Juan Ramón. Manuel y Antonio Machado. Marea escorada o Sotavento son continuo motivo de asombro. Y, desde luego, aquellos cercanos que tanto he rozado, como Juan Mena y Rafael Duarte, o Fernando Quiñones, José María Requena, Juancho Armas Marcelo, Jesús Fernández Palacios, Ripoll, Felipe Benítez. Es una confusión entre amigo y escritor. Digo que a Juan Goytisolo no lo conocí en persona, o puede que sí. Era del grupo de los Carlos Barral, Juan García Hortelano, Jaime Gil de Biedma… Fue una época gloriosa de la cultura española. Eran todos resistentes, tenían un mensaje de otra España posible. Y de otra literatura, a la que dedicaron sus vidas. Es un tesoro que está ahí, al alcance de cualquiera. Como Señas de identidad, que por supuesto voy a buscar en mi biblioteca para leerla de nuevo. En homenaje a Juan Goytisolo, que buscó su hueco en Barcelona, en París. En Almería. Y lo encontró en Marruecos, cuya cultura abrazó, a cuya gente amó. Sí, ahora ha muerto y ha dejado la manda de que lo sepulten allí, pero hay que recordar una vez más el muerte, he ahí tu victoria. Y lo que dice el Eclesiastés del polvo que vuelve al polvo. Porque ya Juan Goytisolo se ha levantado de la muerte y podemos hablar con él con sus libros, llenos de la verdad de su vida y de sus propias experiencias y pensamientos. Como esta construcción que llamó Señas de identidad, tres palabras que el nacionalismo ha convertido en una alambrada de espinas, una bomba lapa, y un pogromo. Él fue un hombre al que una bomba lo dejó huérfano de madre cuando era un niño, una bomba de la Guerra Civil. En Barcelona. Aquellos hombres (y mujeres, naturalmente) que crecieron en la escombrera que fue la Patria. Voy a buscar ese libro de Juan Goytisolo. Debo releerlo, creo que lo he olvidado. Ahora mismo sólo tengo en los ojos la última novela de Carmen Guaita y a Blanca Flores, Rosario Troncoso y Francisco Ramos…

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