Desde tribuna

José Joaquín León

La Segunda División A es impresentable

SI se aplicaran a rajatabla las leyes vigentes, en Segunda División A no quedarían más de 10 ó 12 equipos la próxima temporada. Y no me refiero sólo a normas deportivas, sino a la legislación ordinaria. El caso de la impugnación del Cádiz por la alineación de Kiko Femenía es una anécdota. Es cierto que genera incertidumbre, porque la apelación dejará en el aire toda la planificación. Y ya estamos en julio.

Pero no hay nada seguro. Podría ocurrir, si el Cádiz se hubiera resignado a la Segunda B, que dentro de unas semanas vuelva a ser de Segunda A. Es difícil que el Levante solucione antes del 31 de julio su caótica situación. Y está en el aire el futuro del Salamanca, después de que a su presidente, Juan José Pascual, le haya salido mal el pelotazo que pretendía con una permuta de terrenos, cediendo parte del Helmántico a cambio de una parcela para viviendas de protección oficial. El alcalde salmantino, Julián Lanzarote, ya ha dicho que si autoriza esa operación, con todos los informes municipales en contra, iría a la cárcel por prevaricación. Otros clubes, como la Real Sociedad y el Celta, se someterán a la Ley Concursal, en sendas operaciones más que discutibles, para suspender pagos mientras siguen fichando en plan rumboso.

En Segunda A, durante los últimos años, se ha pactado la gestión de clubes a cambio de terrenos y acuerdos inmobiliarios, y todo con pasmosa facilidad. Algunos blanquearon más que el hombre blanco de Colón. Y ahí siguen, dispuestos a blanquear otra temporada.

Siendo esto grave, peor es lo que ocurre en las últimas jornadas, como ha denunciado el presidente del Racing de Ferrol, Isidro Silveira. No sólo hay primas a terceros, asumidas como parte del tinglado, sino sospechas de compras y ventas de partidos y de jugadores. En Italia, cuando se habló de algo semejante, se abrió una investigación que terminó con el Juventus de Turín sin título de campeón del Calcio y bajado a Segunda, entre otras durísimas sanciones a Milan, Fiorentina y Lazio. Aquí pillan a Lorenzo Sanz en una conversación telefónica, donde supuestamente está amarrando el precio de compra de un partido del Málaga frente al Sevilla Atlético, y no pasa nada, se ve como una gracia. A lo mejor lo llaman a declarar para que diga que todo fue un cuento chino.

Nadie tira de la manta, nadie investiga para ver qué ha pasado con ciertos resultados sospechosos de las últimas jornadas. Y si un presidente dice que todo se compra y se vende, tampoco pasa nada, y no lo llaman a declarar para que se explique mejor. Entre todos están creando la división-monstruo, una competición para pillos, en la que salen a flote los que maniobran mejor; y con unos jugadores espabilados que saben que se podrán forrar, si en las últimas jornadas les beneficia el calendario.

Eso sí, los ascensos y descensos se han ganado todos en los terrenos de juego, según dijo el director deportivo del Córdoba, Emilio Vega, que lo sabe por experiencia.

Pildorita de fichajes. Tendría castaña, por no decir co..., que el Cádiz contrate a un tal Suso, rebotado del Tenerife, mientras Pablo Sánchez -uno de los malogrados de la cantera cadista, que quedó libre, es mejor y juega en el mismo puesto- puede fichar por el Xerez.

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