Ratas y flautistas

Tenemos una playa con bandera azul y con ratas. En principio, es incompatible. Habrá que elegir

Con mucha razón, se dice que Cádiz es una ciudad amiga de los animales. Empezaron prohibiendo los circos, y los toros por añadidura (aunque como no hay plaza, se ahorraron esa bronca). Después llegó la plaga de cucarachas, a las que dediqué un sentido artículo. Y ahora vienen las ratas, a las que escribo otro. Aunque tampoco nos deberíamos olvidar de esas palomas que rebuscan en las playas, no siendo aves marítimas como las gaviotas. Sin profundizar en los excrementos caninos, que te encuentras a granel en las proximidades del Paseo Marítimo. Se podría decir que esta ciudad va a dar asco, como no se lo tomen más en serio. Pero no se dice, porque en tal caso este artículo insistiría en los comentarios fascistas y capitalistas que pululan por las redes sociales.

Yo no he visto ninguna rata la semana pasada. Pero otros días he visto algunas por cierta zona de La Laguna. Las ratas de Santa María del Mar es un nombre estupendo para una chirigota, aunque comprendo que no les gusten a los bañistas. Menos aún a las bañistas, ya que las mujeres son especialmente sensibles a la presencia de ratas y ratones, motivo de más para eliminarlas. El alcalde González y el concejal de Playas De la Fuente se lo deben tomar como una prioridad. Tenemos una playa con bandera azul y con ratas. En principio, es incompatible. Habrá que elegir entre bandera o ratas.

Aunque la ciudad sea amiga de los animales, se pueden aprobar excepciones. Se ha dicho por ahí que las ratas van detrás de los flautistas. Así que le han sugerido al compañero Kichi que utilice a algunos de los suyos, como si fueran de Hamelín, y que se las lleven detrás para encerrarlas en el Tiempo Libre o alguna alcantarilla desokupada. Sin embargo, esas apreciaciones son de lo más fascistas y capitalistas. Los flautistas tienen el mismo derecho a ejercer su arte que los violinistas o los pianistas. Todos los flautistas no pasean perros pulgosos, ni son de Podemos. Tampoco está demostrado que las ratas se vayan detrás. Hay que dejarlos en paz con sus flautas. Más efectivo sería que cambien de empresa plaguicida, o que la municipalicen. A ver si las ratas se van de Cádiz, al saber que los plaguicidas están municipalizados, y que no pertenecen a una empresa capitalista.

Y tened cuidado, que estas rarezas se difunden más allá de Cortadura. Si se propagan más de la cuenta, darán una imagen guarra de Cádiz, que hará innecesaria la turismofobia. Por mucho que os gusten los animales, a algunos hay que darles un buen cajonazo, y sin contemplaciones.

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