Rajoy se retrata

Su testimonio en el caso Gürtel deja sombras. La aventura del PP con la corrupción no tiene gracia alguna

Claude Lelouch llevó al Festival de Cannes de 1972 una aguda sátira política: La aventura es la aventura. Una comedia sobre una banda de delincuentes que decide modernizarse. No deja ideología ni títere con cabeza. En el divertido arranque hay un accidente de circulación entre un peligroso gánster (Lino Ventura) que ha escapado de la cárcel y un ladrón de automóviles (Aldo Maccione). Llega la policía, descubre que el coche es robado y el gánster no se cansa de repetir que él no conoce a Aldo: "Io non lo conosco". Hasta que un agente ve en el periódico la foto del peligroso fugado. Y entonces, de golpe, es Aldo quien empieza a proclamar sin parar "Io non lo conosco".

El miércoles la comparecencia ante un tribunal del presidente del Gobierno, para declarar sobre la corrupción que anidó en su partido en los 90 y 2000, recordaba a la película de Lelouch. Rajoy lo negó casi todo, aunque dijo mucho. Por ejemplo, reconoció trato de favor a Bárcenas. Sostuvo que los mensajes de cariño "sé fuerte" o "hacemos lo que podemos" eran fingidos. Pero admitió que cuando su tesorero dimitió de sus cargos en el PP le puso despacho en Génova, coche del partido y asignación. La segunda pista es que no conocía a Correa ni a sus secuaces. Igual que Aldo a Lino. Otro asunto, es que no quiere saber que Correa le costeó a él y su familia unas vacaciones en Canarias tras perder con ZP en 2004. Por eso no ha verificado quién pagó. Y más: no investigó la corrupción de Ignacio González denunciada por Lapuerta; delegó en Aguirre y jamás se interesó por las pesquisas.

Su tesis principal es que como jefe de su partido se dedica a la política y los asuntos económicos los llevan contables autónomos. Ayer dijo lo contrario como presidente del Gobierno. Presumió de lo bien que va el crecimiento, el empleo, las exportaciones, la austeridad o los presupuestos. La misma persona cuando dirige su partido se desentiende de las finanzas y cuando es el jefe del Gobierno conduce con mano maestra la economía. Curioso. Su siguiente maniobra evasiva choca con el sentido común. Mantuvo que como director de las campañas electorales del PP sólo se ocupaba de la estrategia y los mensajes. No debe haber empresa en el mundo en la que el responsable comercial o de marketing ignore lo que cuestan las cosas. Salvo que la fuente de financiación sea un pozo sin fondo al que se tire un cubo y se recoja lleno, sin parar.

El retrato de su comparecencia deja estas sombras. El Rajoy socarrón convencería a su parroquia. Pero la aventura del PP con la corrupción no tiene gracia alguna.

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