El Pregón y sus circunstancias

Entre todas las peticiones de cambios en el Pregón, la más controvertida es situar a las autoridades en el escenario

El Pregón está considerado como el anticipo de la Semana Santa, la recta final de una Cuaresma que en Cádiz siempre parece más corta. El acto de hoy en el Teatro Falla tiene partidarios y detractores. Unos apoyan y otros no comparten su actual modelo. En la entrevista al pregonero, Juan Carlos Torrejón, que le hizo Pablo Durio el domingo pasado, este cualificado cofrade gaditano apoyaba algunas de las modificaciones que más se han solicitado. Otros cofrades dicen que lo único que pretenden quienes reclaman los cambios de formato es dejarlo igual que el de Sevilla. Pero, en verdad, esto no forma parte de la apología de la horquilla.

Las reivindicaciones sobre el formato del Pregón se centran actualmente en las siguientes: El concierto de la banda que toca cada año incluye más marchas de las dos estrictamente necesarias, que deberían ser Amarguras y otra. El Ángelus es un rezo tradicional y popular muy piadoso, que se puede obviar en un acto de estas características. El presentador de sala (aunque sea nuestro queridísimo amigo Juan Manzorro) se puede ahorrar para otros cometidos. Las autoridades deberían presidir en el escenario, junto al pregonero, en vez de quedarse en el palco principal del Falla, como en la final del Carnaval. A eso yo sumaría que la jarra del pregonero debe situarse a una distancia en la que no estorbe.

Entre todas esas peticiones, la más controvertida es la de las autoridades. ¿En el palco o en el escenario? En Sevilla están en el escenario. En Cádiz también estaban. Por citarme a mí mismo, cuando yo pregoné la Semana Santa de 1990 en el Teatro Andalucía (y cuando presenté a Pedro Payán en el recién remodelado Teatro Falla en 1991) las autoridades encabezadas por el obispo Antonio Dorado se situaron en el escenario. La decisión de suprimirlo se adoptó después. Según las malas lenguas, porque a la alcaldesa Teófila Martínez no le gustaba, por si ella aplaudía o se le cerraban los ojos. Según otros, por respeto al pregonero, para concederle todo el protagonismo. Es una de esas cosas que se han quedado, y parece que siempre han sido así.

Entre los cambios que se podría plantear en próximos años, añadiría: cobrar la entrada a un precio módico y destinarlo a obras asistenciales. Aunque parezca lo contrario, está peor valorado lo gratuito. Hay formas de llenarlo siempre. Por supuesto, todo se debe hacer pensando en el pregonero. A Juan Carlos Torrejón le corresponde hoy desglosar una Semana Santa que él ha vivido y siente, que comprende y ama.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios