COMENZARÉ diciendo que sin duda lo mejor del fútbol es el balón. El resto de este deporte, desgraciadamente, no se encuentra a la altura de lo que cabía esperar. Y si no que se lo pregunten a la odisea que está viviendo la plantilla del Portuense, con más de tres meses sin cobrar y embarcada desde la pretemporada en un tira y afloja con el tema del dinero.

Allá por el mes de agosto, los problemas económicos acuciaban a la entidad rojiblanca y su presidente, Manuel Lores, apelaba al buen corazón de los jugadores para solventar unos problemas de denuncias que precisamente llegaban por su negligencia. Aquello se solucionó, o cuando menos pasó a un segundo plano, cuando varios jugadores retiraron las denuncias. Bien es cierto que hubo jugadores que, caso de Paulino, no se creyeron las promesas y optaron por no retirarla hasta cobrar lo que se le debía. A Paulino le llovieron las críticas desde todos los lados y ello le valió ser apartado del equipo y no entrar en los planes de Alberto Ferri.

Precisamente la situación que vive el actual entrenador rojiblanco cuando menos provoca la vergüenza. No se entiende como a estas alturas de competición aún siga dirigiendo al equipo desde la grada. Algo inadmisible y ya Ferri debería haber tomado una decisión lógica, visto que Lores no lo soluciona, sobre todo teniendo en cuenta que quien sabe si mañana él se convirtiera en el protagonista de lo que le ocurre a Burgueña y su finiquito con el club.

Lo del Racing no tiene nombre y la situación salpica al equipo desde el inicio liguero. Los jugadores, cosa lógica, cada vez se creen menos las promesas que les ha hecho Manuel Lores y el desenlace puede llevar al equipo a Regional. Y si es así, seguro que Lores y compañía ya no estarán al frente de un club que no se merece estar en boca de todos y no precisamente por sus logros en el terreno juego. Su futuro, desgraciadamente, pende de un hilo. Lamentable.