La AZOTEA de

Melchor / Mateo / Mmateo@ Diariodecadiz.com

Popurrí clavado

La comparsa de Momo retrató como nadie cómo es un sábado de Carnaval. Este año su profecía se ha cumplido al cien por cien. Miles de personas convierten a Cádiz durante unas horas en un gran botellón. La diferencia con un fin de semana cualquiera es que la inmensa mayoría de la gente está disfrazada y que se vuelve a ocupar la calle, después de las restricciones de la Ley Antibotellón. Coches y barras con la música a toda pastilla, urinarios improvisados en cada casapuerta, alcóhol a raudales y muchos patosos dispuestos a hacer lo que sea por acabar acompañado esa noche. Muchos gaditanos renuncian ya a esas horas por muchos motivos, pero entre otras cosas porque gran parte de los que están esa noche en la calle pasa del Carnaval. Esta fiesta es libertad y se entiende el desmadre, pero hasta cierto punto. Cuando se traspasan los límites y se llega a lo cafre es cuando ya nada tiene sentido.

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