Vamos a suponer, que no es mucho suponer, que yo soy el polemista local al que se refiere el alcalde en su carta abierta a Monedero. Tan solo por aplicar el test de Rilley: lo de anda como un pato, vuela como un pato y nada como un pato. Así que si se refiere el alcalde a la foto del botellón caletero, la de la hucha y el artículo donde hablaba de sus hijos, no puedo ser nada más que yo, sin ánimo de ser presuntuoso. Es todo un honor que el alcalde me preste atención, recuerde lo que hago y me lea. Ante tamaña atención por parte de la primera autoridad de mi ciudad voy a tener que ser más cuidadoso con los adjetivos. En cambio puedo asegurar que yo no sé hablar de primo, hermano y otros casticismos. Es lo que tiene ser un sieso manío convicto y confeso, que si me pongo a escribir en plan populachero la gente se iba a pensar lo peor. En resumen, quiero expresar de manera solemne lo siguiente: soy capaz de aceptar que me llamen polemista, incluso si no queda otro remedio acepto pulpo como animal de compañía y llevaré con resignación cristiana haber sido reducido a la categoría de polemista local. Qué remedio, tan local como un alcalde al fin y al cabo. Eso sí, no consiento que digan que tengo ange, ni age ni ángel. Por ahí no transijo. Como dijo San Agustín (que para algo uno se ha criado en un colegio de curas): no voy a echar por tierra una vida de virtud por un momento de pecado. No le consiento al alcalde que diga eso de mí y mucho menos dada la amplia difusión que ha tenido su carta a Monedero, leída en las radios y las televisiones de toda España. ¿Qué habrá pensado Pablo Iglesias de un tipo llamado polemista local que unas veces tiene ange y otras malaje?¿Creerá que soy bipolar o que padezco brotes de esquizofrenia? ¿Qué dirá Irene Montero sobre mi disfuncionalidad? ¿Se habrán dado cuenta en la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense de que existe un tipo así de extravagante ?¿y Vestringe, a qué sesuda conclusión habrá llegado sobre mí si no se ha aprendido ni el apelativo del alcalde? Él, discípulo aventajado de Fraga iribarne y ahora conservador de las esencias del trotskismo populista, el peronismo de la gente o como sea que se defina el partido de Iglesias y Errejón. Eso por no hablar de la virgen de madera , versión Galapagar de la patrona de Cádiz. La cosa empezó con que Pablo deja embarazada a Irene de mellizos y hemos terminado por hablar de la gracia de Cádiz. El efecto mariposa versión Podemos: un dirigente político mueve la coleta en Vallecas y una tempestad cae en el Barrio de la Viña.
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