Patrimonio sin burbujas

Muchos edificios del Cádiz histórico están de mírame y no me toques. Son como enfermos que lo disimulan

Cádiz es una de las ciudades españolas que mejor ha mantenido la apariencia de su casco antiguo. La ciudad histórica de intramuros ha llegado con un aspecto reconocible hasta el siglo XXI, a diferencia de otros municipios. El grado de destrucción ha sido pequeño, porque casi todas las barrabasadas y expansiones equivocadas se cometieron más allá de las Puertas de Tierra. Algunas intervenciones en zonas de Santa María, La Viña, Capuchinos o el Balón son discutibles. Pero, en general, el Cádiz histórico es reconocible si lo comparamos con fotos de hace medio siglo, o incluso más antiguas. El problema es que muchos de esos edificios están de mírame y no me toques. Son como enfermos que lo disimulan. Tienen fachada, pero los achaques van por dentro.

Cuando Martín Vila, que es el responsable del urbanismo local, habló de burbuja hotelera quizá lo hizo con buena intención, aunque sin precisar. Confundió hoteles de verdad con proyectos. No obstante, también se aprecia una tendencia a crear apartamentos y pisos turísticos que sí necesitan una regulación más estricta. Aportan elementos positivos, como son conservar el patrimonio arquitectónico y atraer a un turista medio, así como contribuyen a la actividad y el ambiente en las zonas históricas. Pero también origina aspectos negativos, como alterar y distorsionar el mercado inmobiliario, encarecer los alquileres y despoblar de vecinos las zonas céntricas.

Un ejemplo de mal hacer en la conservación del casco antiguo es Jerez de la Frontera. Al extenderse por nuevos barrios, en tiempos de Pacheco, se quedaron abandonadas muchas casas del casco antiguo, que después no ha sido repoblado. El aspecto ruinoso de barrios históricos, como la zona de San Mateo y San Lucas, es lamentable. La plaza de Belén parece que fue bombardeada, tiene un paisaje a lo sirio, y lo nuevo que están construyendo es horrible. Ahí tenemos un ejemplo de lo que hay que evitar.

El Cádiz de intramuros, como otros cascos antiguos de España, necesita vecinos que salven a los edificios en peligro. En el mismísimo centro de la ciudad hay calles donde buena parte de los pisos están abandonados o en peligro de ruina. Atajar ese proceso, que es el de la destrucción del patrimonio histórico (y de la ciudad misma) es mucho más urgente y necesario que elucubrar sobre una burbuja turística y hotelera que no existe. Sin olvidar que los precios de los pisos en Cádiz son desfavorables para las inversiones. Es un círculo vicioso que se debe cambiar con medidas realistas.

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