Ahora que andamos revueltos con las naciones, mucha gente para escurrir el bulto repite a Rilke con lo de que la patria de un hombre es la infancia e incluso algunos dicen que la patria es la lengua. Demos por buena la definición del poeta alemán para lo que nos viene al caso. Vamos a aceptar que la patria de cualquier persona es la infancia y mis recuerdos no son de un patio de Sevilla ni de un huerto claro donde madura el limonero sino de una casa de Cádiz en la calle San José. Como no tengo ni el oído ni el talento de Martínez Ares para escribir un pasodoble, voy a dejar en prosa cuál es la mía: la cafetería La Camelia, el bar El Baluarte, El Barril, la Cervecería del puerto, El Anteojo, El Telescopio, El Pedrín, el Velardes Plaza, el Tadeo, Las Olitas, el bar Ramón, el Mediabarba, el bar Jerónimo, el coche del Balneario, cuando en Plocia había bares de niñas como El Submarino y en la fábrica de tabacos trabajaban cientos de criaturas, AESA,CASA, el Horno de la Torre, Beltrami, Evelio Ingunza, juegos en la plaza Mina, Duke, el Congreso de Cultura Popular Andaluza, Alcances, los Festivales de España en el Teatro Pemán, las pipas en los cines de verano como el Terraza, el Brunete y el Caleta, El Arrecife en lo que hoy es el Paseo Fernando Quiñones, el Club Marte, el Hogar de antiguos caballeros legionarios, el club Náutico donde está el instituto, cuando se podía entrar al muelle y pasear por el cantil con solo saludar al carabinero de la puerta, el Morterá , el Mamiblú, el Ancoco y todos los pimpis del muelle, el JJ Sister y el Manuel Soto con destino a Canarias, el Barril, las ruinas del Balneario de La Palma, las casetas de madera, el paseo de cemento en la playa, la caseta 60 debajo del Europlaya, las familias de Jaén que freían las papas cada día y las vendían en la playa en unas bolsas de papel al grito de "¡Llevo el pico y la papa!", los dobladillos de la Punta San Felipe, el Paseo de Santa Bárbara lleno de coches, Jesús Abandonado en la Alameda, el padre Araújo, mi hermana tirándome a una fuente en la misma Alameda, el Rápido, el Expreso y el Talgo de Madrid, los Amarillos en Canalejas, los cuarteles llenos de soldados, los objetores de conciencia en Santa Catalina, Chacolí en Canalejas, las obras del aparcamiento de Canalejas, los trolebuses, Los cinco en apuros, Martín Vigil y Pérez Galdós, Los Bravos y Aguaviva , la tía Elena que nos daba dinero cuando estaba en el Edificio Madrid (que tenía un acceso directo a la playa), ten cuidao José con las moscas de caballo y las fiestas típicas para veraneantes en el Teatro Pemán.

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