Tiene usted las manos frías, doña Pepita". "Como las enamoradas, con las manos frías y el corazón caliente". "Llegaron las pastillas de la tensión de su marido... aquí están". "Gracias, hijo, ojalá ese Filemón fuera tan bueno como usted" (en algo más que evidente alusión a Puigdemont). Diez minutos en cola en la farmacia de San Juan de Dios y pude ratificar el talante paternalista y cercano de los farmacéuticos gaditanos. Así sí. El ser humano busca sonrisas y apoyos entre sus circundantes, y más las personas mayores que necesitan encontrarse frente a sí con gente paciente, cariñosa y que sepa terciar con su clientela de "toda la vida". Puede tomarse esta azotea como un brindis navideño por esos farmacéuticos "güena gente", pero casi preferiría que se leyera como una denuncia o una crítica contra todos: médicos, carniceros, taxistas... periodistas, que piensan que un rictus serio e inhumano da caché. Un brindis por ellos.