Calle Ancha

Alberto Ramos / Santana

Pancartas contra la desidia

MI primer artículo de la columna Calle Ancha, que se publicó en septiembre de 2004, se tituló Infravivienda y abandono, y en él trataba de llamar la atención sobre el abandono que sufrían muchos vecinos de Cádiz en sus viviendas, con derrumbes previsibles y denunciados con bastante antelación, de tal manera que la noticia en la prensa se podía titular como la crónica de una caída de techo anunciada, mientras que los vecinos se ven impotentes y abandonados por una administración que ha utilizado y utiliza su desgracia con fines partidistas.

Pero los ciudadanos, con las asociaciones de vecinos al frente, se han cansado ya de esperar y han dado un paso al frente que me parece importante: lejos de tratar de ocultar la situación, como se ha hecho hasta ahora, han decidido denunciarla con fuerza organizando concentraciones periódicas con los vecinos afectados, y, lo que parece será más eficaz, hacer visible la situación colocando pancartas que señalen las fincas con infraviviendas o problemas estructurales del casco antiguo, pancartas que servirán para llamar la atención sobre la necesidad y el derecho que tenemos todos de contar con una vivienda digna. Así lo han decidido las asociaciones de vecinos del centro histórico, que se reunieron hace unos días, cansados ya de esperar que los propietarios acometan las imprescindibles reformas, y molestos con lo que denominaron el "ninguneo" de la alcaldesa de Cádiz, a la que han solicitado una reunión sin obtener respuesta.

Las pancartas colgarán de las fachadas de muchas fincas del casco histórico, en barrios populares que se han convertido en centro de atracción turística y en calles señaladas por esas líneas de colores pintadas en el suelo para que las sigan los turistas, que ahora encontrarán un elemento más que fotografiar, unas pancartas que les estarán avisando de que, para algunos gobernantes de esta ciudad, lo importante es la fachada, lo que se ve desde fuera, sin que les interese entrar en el interior de las fincas, o lo que es lo mismo, sin que les interese entrar en los problemas de los ciudadanos que malviven en Cádiz.

En el fondo, lo que los vecinos asociados de Cádiz quieren es algo tan simple como que se aceleren los trámites administrativos para expropiar edificios en mal estado, que prime el derecho constitucional a una vivienda digna sobre los intereses especulativos de propietarios y promotores, que la administración municipal facilite la acción de otras administraciones que han apostado hace años por la rehabilitación del casco antiguo, que se preocupe por que se hagan obras, y no por si hay un cartel en la fachada que anuncia quién está ejecutando las reformas. En suma, que les solucionen los problemas y no los utilicen con fines electoralistas.

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