Oscuro voto en blanco

Parece una paradoja pero es un problema: la unidad de los unionistas es menos real que la de los separatistas

Lo más inesperado de la elección del presidente de la mesa no fue ni el resultado ni la abstención de los comunes de Podemos, siempre neutrales a favor del independentismo. La sorpresa fue un voto en blanco que salió de las filas, más presionadas que prietas, del constitucionalismo. Si Ciudadanos tiene 36 diputados, el PSC 17 y el PP 4, ¿cómo es que la suma de votos a favor del candidato pactado entre ellos, el ciudadano Espejo, ha sido 56 votos? La equivocación hay que descartarla porque se votó en urna, no apretando botones.

Encima, llovía sobre mojado. Las relaciones entre los tres partidos constitucionalistas no son excelentes. El PSC les rió la gracia, como suele, a los nacionalistas y a su ardid del voto delegado. El PP se puso serio y no hizo nada, como suele, ni el Gobierno va a impugnarlo. Ciudadanos, como decíamos ayer, niega al PP el diputado de quita y pon para lograr el grupo al que no tienen derecho.

El caso del oscuro voto en blanco tiene varias derivadas. Para empezar, dar con el esquirol de guante blanco. Hay dos teorías principales. Que fuese Ramón Espadaler, el diputado ahora socialista que viene de Unió, al que habrían arrastrado sus viejas querencias. O que fuese algún diputado del PP, enfadado por lo del grupo que no le regalan. Tanto el PSC como el PP como Espadaler lo han negado categóricamente. Ciudadanos los acusa a bulto, aunque quién sabe, porque con tanta oscuridad, todos los gatos son pardos. ¿No cabría un voto en blanco tipo daga florentina, por la espalda? ¿Que Ciudadanos haya "blanqueado" a su propio candidato que no iba a salir de ninguna de las maneras para que la sospecha se instalara en los rivales del constitucionalismo y, sobre todo, entre sus votantes más amoscados? Es la explicación alambicada. También está la pasional. Alguien dentro de Ciudadanos que tenga especial inquina a Espejo, como suele ocurrir en el interior de los partidos políticos, do moran los enemigos peores, según se sabe.

A la espera del Sherlock Holmes resuelva el caso, la derivada que importa ya la tenemos clara. La unidad de los unionistas es más frágil que la unidad de los separatistas, y la rivalidad alcanza incluso al juego sucio y a la maniobra artera.

Comprendo que muchos estén agotados del tema catalán, pero, bien mirado, asistimos al drama humano de toda la vida. Podría haber pasado en cualquier consejo empresarial o en una comunidad de vecinos.

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