Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Enrique Alcina

Música de reconciliación

Hoy toca comentario de texto. Letras de ida y vuelta. De Antoñito a Antonio, de Antonio a Antoñito. En el 97, se fue el Vapor a la voz de "Escúchame, buscavidas". Anteanoche contestaron los Héroes: "Óyeme, niño coplero". Martín emplea la misma técnica que Martínez Ares, el mismo corazón. Nueva ocasión para la reconciliación de generaciones. Con música celestial.

Si una década atrás, el más duro adversario del pregonero de entonces advertía que llegaba con bandera blanca y un canto sincero del alma, el autor más laureado confiesa al pregonero de este año que desempolvando la suya, su alma, encontró aquella bandera blanca. Y la envolvió de un ritmo extraordinario, una melodía sensacional al compás de los tipos, en verdad ambas coplas se disfrazan de los tipos del oponente, pero sin caer en el topicazo, ni en el engarce de nombres sin sentido. Qué va. Martín, "con los años ya vencío", no echa en el olvido a Martínez Ares y le devuelve cantando su mejor copla del alma. En tercera persona. Martín escribe desde el corazón del tiempo, desde la distancia que la pasión por la fiesta abrió entre ellos, quizás.

Abrazo de piratas amigos. "Juntos fuimos, pese a quien le pese, Levante y Poniente, la ventolera del Falla. Antonio, hoy por ti yo me la juego, y en nombre del Brujo, que fue el padre de los comparsitas buenos, por la niña de mis ojos, ¡viva el pregonero!, ¡viva el pregonero!". En la única ocasión que usa el yo-yo, Martín lo hace para aludir a una obra de Ares y a su hija Amparo, claro.

Una década atrás, el indómito comparsista que tomó el testigo de Martín en la renovación de la modalidad, espetó a su enemigo íntimo que "entre todos tus amigos, no tendrás un enemigo que te admire más que yo". Qué bonito, ío. Confesaba que se había bebido a sorbos su agüita clara, "que me lleven los demonios y me aten a tus encajebolillos si miento". Y tras entonar un común "gloria a Paco Alba", zanjaba la cuestión: "Pa qué más guerras, por Dios, si Cai vale mucho más". De ahí que Martín, sin nada que perder, con todo por decir, cante este año, en el ecuador del hermoso pasodoble, que pone su guitarra entre los brazos de Martínez Ares, y sella la paz con un abrazo a riesgo que le den calabazas. ¿Quiénes? El derrotismo ilustrado, oiga, que no descansa. Alguno dirá: "Son como niños, con lo fácil que es darse un telefonazo". No, que duele.

Tampoco cesa el ingenio que une noche y día. Como si fuera "antié", la chirigota del Yuyu canta: "Yo he leído en el Diario una cosa que me espanta". Se mueren antes en La Viña que en Bahía Blanca. En La Viña hay que morir, en La Viña está La Palma, pero la prueba palmaria de la esperanza de vida reside en la Semana Santa. Por La Viña sale el Cristo muerto y por Bahía Blanca ya está mejorcito el tío, en su Huerto. En los cuplés reinan los alfajores de Medina para ellos y el peluche que ella se mete pa entretener al niño, retrasar el parto y así trincar los 2mil quinien.

Martín también pegó con el andamio de la suerte, entre la vida y la muerte. Agua, cemento y sangre sin derechos ni papeles. Putos especuladores más vivos que muertos.

El Falla ofrece imágenes inéditas: perros antidroga que se tiran al suelo como Canelo cuando husmean el aroma de Cai, emigrantes que no pueden salir con los muertos de las rotondas, y la vuelta de tuerca a la paliza que propinaron a José Luis Moreno, para satisfacción de los autores de cuplés. El cuarteto de Morera demuestra que repetir tema a veces no es una cosa horrorosa, "a mí no me gusta Noche de Fiesta y no hago esas cosas".

Un inciso pa molestar. Desde que los graciosos de Cádiz sueltan lindezas sobre Jerez y todas sus pedanías, el Xerez Deportivo ha ganado sus dos partidos y el Submarino Amarillo tó lo contrario. No hay que ser gafe. Como dijo Bob Dylan, un comparsista de Minnesota mu famoso que hay, cuando se le acercó un fan y le soltó: "Buena suerte". "¿Para qué?"

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