El Alambique

juan / clavero

Molino de mareas

EN un artículo faltón (no por ello se tiene más razón), Mara Escassi lanza un encendido ataque contra los ecologistas por criticar el proyecto de trasladar el restaurante Aponiente al recién restaurado molino de mareas del Caño del Molino. Nos acusa de todo: demagogos, mentirosos, faltos de rigor… Antes de opinar, debería haberse leído nuestras fundadas alegaciones (http://www.nodo50.org/ecologistas.puerto/).

Escassi no es la persona más idónea para lanzar las tan manidas como obsoletas y falsas acusaciones de estar en contra del progreso y el empleo; ella trabajó en un parque natural creado a instancia de los ecologistas, y si defiende instalar un negocio en el Caño del Molino es porque sus aguas, y las del vecino Guadalete, dejaron hace años de ser una cloaca gracias a los ecologistas.

A los famosos les suele rodear una corte de aduladores que regalan sus oídos. En este caso le están engañando. Las normas legales son iguales para todos, se tengan las estrellas y medallas que se tengan. El PGOU prohíbe este uso privativo. La Ley de Costas y su Reglamento determinan claramente que sólo se pueden instalar en el dominio público marítimo-terrestre aquellas actividades que no puedan tener otra ubicación; lo que no es el caso. Se pretende aplicar la normativa de los chiringuitos de playas, cuando en el Caño del Molino no hay playa. La licitación es un fraude: el conocido chef y el alcalde han anunciado el resultado antes de convocarse el concurso. Tener en nuestra ciudad un restaurante afamado es un importante activo, pero es evidente que en este molino no se puede instalar legalmente un restaurante, por mucho que se adorne con eufemismos como "laboratorio gastronómico".

La rehabilitación del molino de mareas ha sido una encomiable labor de la Demarcación de Costas, cuya culminación (restauración de los cárcavos, saetines, sistema hidráulico, engranaje de la molienda…) sería inviable con este proyecto. El destino de este edificio histórico debe ser un centro de interpretación sobre los molinos de mareas, las salinas y la pesca, lo que sería un gran atractivo para nuestra ciudad. Y no aprendemos. Sigue habiendo quien defiende que los bienes públicos hay que privatizarlos, aunque se hayan invertido 794.292 euros de dinero público en su rehabilitación.

A El Puerto le interesa revitalizar el casco histórico. El Ayuntamiento debe fomentar la instalación de restaurantes que devuelvan a nuestra ciudad el perdido prestigio gastronómico, apoyando la rehabilitación de las numerosas casas palacio ruinosas y bodegas en desuso existentes.

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