El Pinsapar

Enrique Montiel

Llega el tranvía

ESTE es el mejor momento. El gasoil, disparatado. Los coches, carísimos. Como los seguros, el alquiler del aparcamiento, la zona azul, el sellito del Ayuntamiento, la ITV, las revisiones... Pintiparado. La llegada del tranvía, quiero decir. En Nueva York, con esto de las subidas de los combustibles, los transportes públicos van abarrotados. Y los neoyorquinos se ahorran al año casi 6000 dólares. Un dinerito. Por eso decía, el mejor momento. Chiclana lleva hasta el precipicio la decisión pero La Isla ya dijo su última palabra en las últimas elecciones. Así que está a punto de aprobarse un presupuesto de 56 millones de euros (multiplicar por 166 para obtener pesetas) para el trayecto isleño, la calle Real de sur a norte.

Este es el mejor momento, ya decía. Un buen tranvía llamado ahorro. Aquí Zarrías vuelve a llevarse el gato al agua y el tranvía entra en Cádiz por la calle Real de San Fernando. El cómo llegará a Cádiz, o el cómo vendrá de Chiclana no está nada claro, pero la pica en el flandes de la calle Real de la vieja Real Isla de León está ya hincada. Con 56 millones de euros. No se sabe si irá a baterías o se pondrá el bosque de cipreses de hierro para las catenarias, es lo mismo, el tren-tranvía entra en Cádiz por donde los franceses no pudieron, por el viejo camino real.

Clamaba Unamuno que el progreso era una enfermedad ("Del sentimiento trágico de la vida"), Zarrías lo sabe y por eso auspicia tranvías para las ciudades andaluzas. En Sevilla también era un emblema. El éxito será este poco a poco que da trabajo a Linares. Quiero decir que si los viejos tratadistas contaban que una ardilla podía -saltando de árbol en árbol- subir desde Gibraltar al Pirineo, los discutidos y discutibles españoles de ahora podremos subir y bajar de norte a sur y de este a oeste en tranvía y plan intermodal de transportes. Con el AVE por bandera. Quién lo iba a decir, la España invertebrada se vertebra sobre los raíles de tranvías y otros trenes en tiempos de crisis energética, hay un factor equis siempre en cualquier proceso histórico y político.

Pero decía que Chiclana no acaba de tomar la decisión definitiva, y Chiclana era el punto de origen -y destino- de una actuación integradora. Sobre todo pensando en un futuro que uniera las bahías gaditanas por ferrocarril, que debía ser la apuesta de esta economía planificada del transporte público.

Ahora se empieza por un sitio, La Isla. El anillo de la bahía se hará o no, como todo lo demás, pero si no se empieza no se acaba nada. 56 millones de euros pone la Junta en la calle Real de La Isla. A ver en qué termina la aventura.

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