EN la hermosa casa número 10 de la calle Valverde tuvo lugar el pasado día 29 de enero el descubrimiento de una lápida dedicada por el Ateneo en memoria de don Juan Valverde Cubells, que da nombre a dicha calle y en cuya casa vivió hasta su repentina muerte el 6 de julio de 1871. Había nacido en Valencia en 1811 y su amor por nuestra ciudad era tan grande que ha sido considerado como uno de los mejores regidores gaditanos del siglo XIX, ejerciendo la alcaldía en dos ocasiones: entre 1861 y 1863 y desde 1869 hasta su fallecimiento. Poco tiempo bastó para llevar a cabo una labor verdaderamente ingente, como señaló en su intervención en dicho acto el presidente del Ateneo, Ignacio Moreno. Consiguió el ferrocarril Sevilla-Cádiz, la prolongación y mejora de los muelles, el paseo de circunvalación de la ciudad, el necesario arreglo de la Plaza de Catedral, cuyo edificio no tenía ninguna perspectiva, la ampliación del Ayuntamiento con la adquisición de la llamada "Posada de la Academia" (el hoy Salón de Plenos), alumbrado del gas para toda la ciudad y adoquinado de calles.

Valverde construyó la Plaza de la Merced y renovó la Plaza Mina. En 1863 y por gestión suya como alcalde se construyó el primer Instituto en Cádiz. Lo eligieron presidente de la Academia Provincial de Bellas Artes y Diputado a Cortes por Cádiz. Su preocupación no sólo la volcó en las obras y proyectos mencionados, sino que también le llevó a interesarse profundamente por las fiestas. Y así reglamentó el Carnaval, dotó de mayor brillantez y solemnidad al Corpus Christi y fundó la Velada de los Ángeles. La visita de Isabel II a Cádiz tuvo lugar en 1862, siendo Valverde alcalde de la ciudad, y cuando el Primer Ministro, Leopoldo O'Donnell, nos visitó en dos ocasiones se hospedó en su casa. Su fallecimiento fue muy sentido, tuvo entierro de Estado, doblaron todas las campanas de la ciudad y hubo tres días de luto. Todo un gaditano ilustre, aunque no hubiera nacido en Cádiz, por lo que ha acertado el Ateneo al querer perpetuar su memoria con una lápida