A ciertos nostálgicos de la Nova Trova les he escuchado decir en estos días tras la muerte de Castro el latiguillo de sus conquistas en la sanidad. El sí, quizá no hay libertades, pero la sanidad... El argumento fue válido en los primeros años revolucionarios, cuando Castro insufló orgullo a una América hispana sojuzgada por oligarcas al servicio de multinacionales. A día de hoy el discurso guerrillero no es más que un cartel tan pop como un poster del Che Guevara. Lo mismo ocurre con el latiguillo. Ya todo es de otra época, también la sanidad. Algo así le va a pasar a Susana Díaz con su latiguillo de la joya de la corona de la sanidad andaluza, a la que se le han dado mandobles en por todo tamaño de tijeras sin modernizar las infraestructuras existentes. Andalucía está empezando a destilar un tufillo pop ochentero. Y algunos discursos inflamados son tan antiguos como un cartel del Che Guevara.

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