Inversiones en Cádiz

Irene García ayuda, a pesar de que Cádiz no es un pueblecito con menos de 20.000 habitantes

El Pleno extraordinario convocado ayer en el Ayuntamiento de Cádiz será recordado porque los concejales del PP colocaron dos banderas de España en su tribuna. Ignacio Romaní, José Blas Fernández, Mercedes Colombo y Juan José Ortiz han salido en las fotos tras las banderas. En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en el Parlamento de Cataluña, nadie de Podemos se arrancó para retirarlas. Al final, el alcalde González departió con algunas limpiadoras de la playa. Si bien corren tiempos difíciles de extravío separatista, el Pleno no trataba ninguna casuística de política territorial, sino que aprobó las obras incluidas en el Plan Invierte 2017.

A pesar de su nombre, este plan es de andar por casa. El Ayuntamiento de Cádiz no afrontará ningún quebranto que impida el pago de la deuda. Todo corre a cargo de la Diputación. Irene García, una vez más, salva los muebles del mobiliario urbano. Ayuda, a pesar de que Cádiz no es un pueblecito con menos de 20.000 habitantes, a los que tanto cuida esta institución imprescindible.

La inversión se limita a 500.000 euros para siete actuaciones. No es un dineral. Si te tocan 500.000 euros en la Bonoloto, parecería un estupendo premio. Pero les recuerdo que es el equivalente a lo que pagó el Cádiz al Granada por el traspaso de Brian Oliván, según firmaron Vizcaíno o Pina, o los dos, o ninguno, nunca se sabe. Nada que ver con lo que pagó el jeque por Neymar, o el dinero que Bartomeu el del Barça tira a la basura pagando por Dembelé 10 veces más de lo que costó hace un año. El fútbol ilumina el camino de la estupidez. Pero nos revela que el Plan Invierte 2017 es para pobres, y que conviene ponerse en la cola.

Estas inversiones no transformarán el urbanismo de la ciudad. La más importante es la de 125.740 euros para reurbanizar la calle Madrazo (falta le hace); y la menos cuantiosa los 30.000 euros para "la puesta en valor" del patrimonio arqueológico de los parques de Varela y los cañones del paseo de San Carlos. Entre otras mejoras, se anuncia un carril bici en la Avenida de Astilleros, aunque todavía no ha sido reurbanizada.

Cádiz avanza. No del tirón, con ese impulso decidido que sube a un paso desde el Palillero hasta Ancha por la calle Novena, sino poquito a poco. Se aprovecha la generosidad de la Diputación, se elabora el presupuesto para el año 2018 si Dios quiere, y se ponen velas a Santa Marta, patrona de la hostelería, para vender el hotel del estadio. Más no se puede hacer, ni menos tampoco. Siempre nos quedarán la playa municipalizada y el lucimiento de las banderas.

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