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La cornucopia

Gonzalo Figueroa

Homenaje revertido

Este Diario nos ha informado recientemente que la Comisión de la Memoria Histórica de San Fernando plantea retirar de la Plaza del Rey la estatua ecuestre del general Varela. Y el fundamento que lo inspira es que, sin perjuicio de reconocer "las connotaciones populares de esta figura militar y el valor artístico de la obra", el monumento en cuestión se erigió "con el fin de glorificar el alzamiento militar franquista".

Coincido plenamente con la recomendación de la aludida Comisión. Por lo demás, el tema está de enorme actualidad, porque hace tiempo que en diferentes ciudades y pueblos españoles se viene planteando igual polémica en relación con los numerosísimos monumentos, placas conmemorativas y otras muestras públicas que recuerdan y enaltecen el triunfo de los nacionales.

Desde que me radiqué en España hace ya casi cuarenta años, siempre me llamaron la atención los infaltables homenajes cívicos al Caudillo y su levantamiento, presentes en todas las localidades españolas, incluyendo los nombres alusivos de las calles y plazas, que se repiten hasta la saciedad en el espacio ibérico. Pero mucho más me sorprendió que los mismos se conservaran después del ejemplar advenimiento de la democracia y transcurridos años de la muerte del dictador. Por ello estimo que estas medidas correctivas para poner las cuestiones históricas en su sitio, no sólo son aconsejables, sino fundamentales. De lo contrario, las generaciones nuevas, que no fueron testigos vivos y presenciales de estos hechos, acumularán en sus mentes una grave confusión en cuanto a la responsabilidad de aquéllos, enalteciendo a los golpistas y olvidando a los auténticos detentadores de la legalidad republicana y democrática.

Sin embargo, no estoy tan de acuerdo con la tendencia, hasta ahora mayoritaria, a destruir tales referencias del pasado. Creo que deberían conservarse, pero en condiciones absolutamente distintas a las actuales. Mi idea sería la de instalarlas, todas ellas, juntas, en cada ciudad donde actualmente se levantan, en un lugar común, fuera del casco cívico correspondiente, pero eliminando cualesquiera lápidas o inscripciones laudatorias pro-franquistas, reemplazándolas por una sencilla placa que resumiera las intervenciones militares, sociales y políticas en vida de cada uno de los homenajeados, mostrando de forma descarnada y fiel su respectiva deriva dictatorial y su colaboración con un régimen injusto y atentatorio contra la libertad y el progreso político y social español. Ello marcaría distancias con el pasado, pero refrescaría la memoria de todos y enseñaría la verdadera historia patria a las generaciones jóvenes.

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