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Hipocresía o consecuencia

La autoridad eclesiástica debe mirar por la idoneidad de los dirigentes de las cofradías y su imagen pública

Aunque pasada la Semana Santa, voy a comentar la noticia que he leído en un periódico nacional y que puede interesar a los cofrades y a sus autoridades. Sucede en Castellón, donde su patrona, Mare de Déu del Lledó tiene su cofradía, que sale en procesión el tercer domingo de Cuaresma. Un personaje muy conocido en la localidad fue propuesto para ocupar un puesto vacante en la Junta de la cofradía, pero después de la oportuna consulta con el prior del Lledó, fue vetado, por estar casado con una persona de su mismo sexo, un diseñador de la localidad también muy conocido. Como reacción, el vetado se dio de baja como "barrero" de la Real cofradía (lo que aquí sería cargador de la Virgen) considerando que su usaba una doble vara de medir y después de reconocer que él no cumple con los Estatutos de la Cofradía, que lo excluyen por ser personaje muy conocido, cuando con otros cofrades que no forman una familia tradicional, pero no lo han hecho público, se hace la vista gorda. La alcaldesa de Castellón, que lo es gracias al habitual pacto de izquierdas y varios concejales del mismo sesgo, le han mostrado su apoyo público al vetado y no les parece correcta la decisión de la cofradía porque, entienden que las normas del Derecho Canónico están hoy superadas por el Papa Francisco, más adelantado que el propio Derecho Canónico, en cuanto "a la tolerancia y al respeto a todas las personas, fundamental en los tiempos que corren". Desde que se legalizó el divorcio por la ley, muchos fracasos matrimoniales han encontrado solución con un nuevo matrimonio, exclusivamente civil, si es que el anterior no había sido declarado nulo o disuelto. Los que son creyentes y que han contraído un nuevo matrimonio civil, están recibiendo más o menos comprensión, según el criterio de sus pastores. Es evidente que esa situación no puede ni debe excluir a un devoto de ser hermano de una cofradía y participar en sus actos de culto, internos o externos. Distinta es la aspiración a un cargo en la junta y especialmente, el de Hermano Mayor, por su mayor visibilidad y necesidad de ejemplaridad. No se trata de hipocresía ni de homofobia. Hay unos requisitos mínimos que la alcaldesa de Castellón, del PSOE valenciano, entenderá si le pongo el ejemplo que el que proclama que no es demócrata, no puede aspirar aquí, a ejercer la política.

La autoridad eclesiástica, además de exigir, como hacen los estatutos, que los cofrades estén bautizados, debe mirar por la idoneidad de los dirigentes de las Cofradías, en cuanto que su imagen pública se ajuste a los principios de una vida cristiana.

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