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Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Guindos insiste

La igualdad de los españoles a la hora de recibir servicios ya está enmendada una vez, parece que llega la segunda

Insiste Luis de Guindos, lo hizo ayer, e insiste Miquel Iceta: Cataluña debe contar con alguna particularidad dentro del sistema de financiación autonómica. La igualdad económica de todos los españoles ante la financiación de sus servicios básicos es un precepto constitucional sagrado que se desacraliza, a continuación, en sus disposiciones adicionales. Ya está recogida la de las comunidades forales y se abre paso otra para Cataluña.

Lo explica muy bien Luis de Guindos: dentro de un régimen general (para todos), Cataluña (para una) puede tener garantizada una "especificidad". ¿Cuál? Se lo explicaré de un modo demagógico: los catalanes son más ricos que los andaluces y, como consecuencia, allí se recauda más. Por tanto, lo que defienden Guindos e Iceta, y también propuso en su día el PP de Alicia Sánchez Camacho, es que la singularidad de la riqueza se recoja como uno de los criterios del reparto. Ojo, que eso ya existe en el actual modelo con unos fondos que se inventó Maragall, aunque no han funcionado para estos fines. Ahora se trataría de consagrar ese principio que desacraliza el otro.

Sí es posible aceptar un principio de ordinalidad que asegure que una comunidad donde se recauda mucho no pueda perder su puesto en ese mismo ranking cuando se trata de ingresar desde el Estado. Si eres la segunda en recaudación, no puedes ser la octava en gastos disponible. Parece justo, pero no lo es: porque no paga Cataluña o Andalucía, sino los catalanes y los andaluces. Pero se puede aceptar en virtud del acuerdo político, vale. Alemania, que es nuestro reflejo constitucional, así los dispone, y la sentencia del Constitucional sobre el Estatut tampoco lo rechaza, lo matiza.

Ahora bien, este principio de ordinalidad debe estar condicionado al esfuerzo fiscal. Andalucía, por ejemplo, ha sido una de las comunidades donde más se había apurado la presión fiscal sobre sus ciudadanos, de tal modo que éstos no deberían recibir menos fondos que los de otras regiones donde no se pagasen tantos impuestos a causa de su riqueza general. Pero es que, además, el principio de ordinalidad sólo podría funcionar para las competencias que no sean sanidad, educación y prestaciones sociales, porque éstas deben ser las mismas para todos los españoles, no hay criterio jerárquico que valga. En los próximos meses hay que estar muy atentos, porque se está gestando otra singularidad económica: tras las del País Vasco y Navarra, la de Cataluña.

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