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De todo un poco

enrique / garcía-máiquez

Gaseosa

EUGENIO d'Ors no se cansaba de aconsejar que los experimentos se hiciesen con gaseosa. Nada de champán francés. Es un gran consejo. Sin embargo, el nacionalismo, ese credo tan internacional y globalizado, está dispuesto a hacer su experimento con whisky escocés. Nada menos. Ellos se figuran que lo hacen con gas del Mar del Norte, que, en cualquier caso, tampoco es gaseosa.

Y han saltado las alarmas, pues parece que los últimos sondeos apuestan por una ligera victoria del sí en el referéndum sobre la independencia de Escocia. Ya veremos qué pasa a la hora de la verdad. Por si acaso, los mercados descuentan el trago y un temblor recorre la City.

Para los españoles, la cuestión reviste un interés propio. Casi todo el mundo piensa que un resultado favorable a la independencia escocesa supondrá un espaldarazo a las ansias secesionistas del nacionalismo catalán. Yo pienso lo contrario. No porque el caso histórico escocés sea tan distinto del catalán, que lo es. (Eso no lo voy a explicar porque mis lectores son gente leída). Una hipotética independencia de Escocia sería para los nacionalistas catalanes, en vez de un espaldarazo, un espaldazo. Esto es, un golpetón considerable y, además, por la espalda, muy inesperado.

El nacionalismo es una corriente internacional apenas diferenciable de un país a otro. La Unión Europea, por la cuenta que le trae, está obligada a mantenerse firme si no quiere convertirse en un castillo de naipes volátiles. Al que dé el primer paso, le saldrá al paso. Se plantearán enseguida, por tanto, una infinidad de problemas jurídicos y políticos, además de la resaca cultural y social interna. Los problemas económicos y monetarios ya han empezado e irán extendiéndose. No es lo mismo separar Chequia de Eslovaquia, que el Reino Unido o, todavía más, España, con siglos de fusión a cuestas. Sin ayuda exterior (todo lo contrario) y con tensiones (aún latentes) dentro, el futuro no parece especialmente halagüeño al primero que se salga.

Y ése -a poco que se contenga un tiempo a los otros- hará de cabeza de turco para el resto de los nacionalistas de Europa. De manera que si los escoceses escogen cocerse o, como poco, escocerse los primeros, mejor para España. Los experimentos hay que hacerlos con gaseosa, como dijo el maestro, pero si estos nacionalistas no atienden a razones, mejor con whisky que con cava, que es, a fin de cuentas, un producto español.

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