EL ALAMBIQUE

Pipi Gago

Escenas de matrimonio

VEINTINÚN grados de temperatura. Dos metros ochenta y ocho centímetros de ancho de una mesa de cálido color crema. Panel del fondo de color gris metalizado en líneas horizontales. Silla fija sin ruedas de cuarenta y ocho centímetros de alto. Y por supuesto preguntas consensuadas teledirigidas por Manuel Campo Vidal con respuestas cronometradas por personal e instrumental de la ¡Federación Española de Baloncesto! Este es el escenario preparado por la Academia de Televisión para que uno de los candidatos se digne a acudir a un debate público después de haber dejado en ridículo constante a todos los profesionales del periodismo que trabajan en las distintas cadenas de televisión, públicas y privadas, que parecen no están a su altura. Ante este montaje no me queda más que decir que viva la manipulación, sobre todo aquella que llevan a cabo de forma soterrada algunos partidos políticos, que además siempre echan la culpa de sus incoherencias y faltas cometidas en sus legislaturas a los medios de comunicación. No me queda más remedio que alabar desde estas líneas el impecable comunicado emitido desde Antena 3 en el que grosso modo se dijo que los profesionales de la casa estaban capacitados para moderar y entrevistar al político que con valentía se quiera someter preguntas interesantes. Y que no entrarían en el juego de retransmitir simultáneamente en un debate organizado exteriormente a imagen y semejanza de los líderes. Vamos, que con retransmitir en simultáneo el mensaje navideño del Rey está bien, sobre todo porque es un festivo, pero de ahí no pasa.

Todo este mal rollo de los debates no pasaría si realmente los candidatos tuvieran ganas de debatir y se preocuparan de dar soluciones a los problemas de la ciudadanía, y especialmente, si no temieran tanto a que los viéremos tal cual son. También me he quedado gratamente sorprendida al conocer que más de 5 millones de telespectadores estuvieron pendientes del cara a cara entre Solbes y Pizarro. Está claro que la economía nos interesa. Y más alegría tuve cuando ese encuentro político superó la audiencia de la serie Escenas de matrimonio y eso que los dos contrincantes listos serán pero sosos aún más. Esto sí que es una pareja mal avenida, pero respetuosa en vocabulario y formas.

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