Emigrantes gaditanos

Muchos emigrantes de hoy no están de barrenderos en Frankfurt. En esa fuga se pierde mucho talento

Vuelven a casa, vuelven, por Navidad. En estos días han regresado (aunque sea por poco tiempo) muchos emigrantes gaditanos, que se han ido a otras ciudades españolas, a otros países extranjeros, donde encontraron el trabajo que aquí no existe. No sólo un empleo cualquiera, sino con una cierta calidad. Y, en contra de lo que algunos piensan, no todos están tristes por pirarse, sino que han descubierto que hay vida más allá de Cortadura, o más allá de El Cuervo. No hace falta recordar el refrán de los profetas en su tierra para saber que los grandes destinos profesionales no suelen estar en la provincia de Cádiz. A veces quedarse es empobrecerse, renunciar a un futuro mejor.

La emigración gaditana sigue aumentando. Un dato muy preocupante se publicó recientemente: según el Instituto Nacional de Estadística, más de 10.250 personas con entre 21 y 40 años han causado baja en la provincia desde enero de 2016 a enero de 2017. Una tendencia que ha continuado este año. Por el contrario, han subido las personas de 51 a 60 años, con 4.760 habitantes más, y la de 71 a 80 años, con 2.600 más.

No hace falta ser un padre de la Sociología, como Salustiano del Campo, para valorar esos datos. La provincia de Cádiz se está quedando para los jubilados y los mayores. Aumentan los abuelos, mientras se van los padres y los niños. Aumentan los pensionistas, mientras se largan los que más cotizan a la Seguridad Social. La geografía humana de esta provincia es nefasta, mientras los políticos siguen vendiendo humo. Dirán que falta personal cualificado. Mientras están emigrando por la puerta de atrás.

De vez en cuando aparece alguien como Juvencio Maeztu, que ha triunfado en Ikea, y es un ejecutivo mandamás. En otras empresas importantes, multinacionales y españolas, hay gaditanos en puestos de responsabilidad. Muchos emigrantes de hoy no están de barrenderos en Frankfurt. En esa fuga se pierde mucho talento. Y es normal, porque el talento siempre se fugará a las grandes ciudades. ¿De qué ha vivido y sigue viviendo Madrid? Del talento de las provincias. Por eso refuerzan los trenes Alvia en Navidad. Pero si no se queda un porcentaje mínimo de talento en el lugar de origen, te encuentras con lo que hay en esta provincia. Mucho ruido para nada.

Queda el consuelo de que cuando los talentosos gaditanos se jubilen, volverán, como las golondrinas de Bécquer. Pero la capacidad de progresar para la provincia, y de retenerlos en sus años laborales de juventud y madurez, ¡ay!, eso no volverá…

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