EL ALAMBIQUE

Enrique Bartolomé

Educación deportiva

AÚN me resiento al recordar lo que pude leer en las páginas deportivas de DIARIO DE CADIZ hace unos días. No podía creer lo que la escueta noticia soportaba. Me estoy refiriendo a la que venía a decir que el delegado del equipo benjamín de SAFA San Luis de El Puerto había sido sancionado con seis partidos por insultar gravemente al árbitro. Testigos presenciales de lo acontecido aquella mañana, entre los que se encontraban buenos amigos, no dudaron en calificar los hechos de lamentables e indignantes. Y que en mi opinión, dice poco de aquellos clubes que mantienen entre sus estructuras a semejantes. Dicho esto con el claro propósito de poner a cada uno en su sitio.

No se si alguno de ustedes tiene la menor duda de lo que estoy diciendo. ¿Cómo es posible que a edades tan tempranas se genere tanta crispación? ¿Es que la decisión de un árbitro por perjudicial que sea merece una sarta de insultos? ¿Es educativo que chavales de poca edad vean a su delegado echando por la boca sapos que posiblemente tragó en horas laborales?

Lo indignante es que estas situaciones se repiten, como refleja el comité de competición cada semana. Y lo peor, que se les inocula a los chavales la idea de la victoria a cualquier precio. Hemos llegado a un punto, de difícil retorno, en el que desde la infancia se les enseña a los chavales que el camino del éxito es la panacea de todos sus males. Tanto es así, que quién no persiga la celebridad no llegará lejos. Y la vida se convierte en un sálvese quien pueda. El ejemplo más evidente de las consecuencias que padecemos en casa los padres tuvo su cliché aquella mañana en el polideportivo. Un árbitro en su libre ejercicio sancionaba lo que veía. Y ni corto ni perezoso el delegado del equipo benjamín local SAFA San Luis, ponía a caer de un burro al trencilla. Expulsado por reiterativo, y ante la atónita mirada de chavales y padres siguió insultando y vejando al colegiado.

Triste panorama se nos presenta cuando gente así se encarga de nuestros hijos en sus ratos de ocio. Además de la sanción federativa que me imagino se encuentra cumpliendo, los dirigentes del club debieran tomar cartas en el asunto. Y para empezar no estaría mal que ofrecieran sus disculpas a padres y a chavales, los auténticos sufridores del fin de la victoria.

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