Las dos orillas

José Joaquín León

ETA contra la Costa del Sol

Alo largo de su historia sangrienta, ETA ha tenido especial predilección por colocar artefactos explosivos en la Costa del Sol malagueña. Así como las playas de Cataluña han quedado fuera de sus campañas desde que mataron a un mosso de esquadra y pactaron con Carod-Rovira, en Andalucía no hemos tenido esa suerte. No sé lo que pensarían los vascos si un grupo terrorista andaluz pusiera bombitas en las playas de Zarautz y la Concha para espantar a los visitantes y fastidiar a los locales. Pero sí sé lo que pensamos los andaluces sobre la banda terrorista vasca, que viene dando por ahí casi todos los veranos. Y lo que pensamos sobre Ibarretxe y su plan, que los tenía quietecitos.

Esto de los artefactos playeros es fácil y rentable. Tan fácil como colocar un petardo de los gordos con amonal y avisar por teléfono. Eso lo puede hacer cualquier terrorista cobarde, que no arriesga nada. Y es rentable para los etarras, porque ese petardo gordo -que no ha causado daños personales- abre todos los telediarios e informativos radiofónicos del día, sale en todas las portadas de los diarios a la mañana siguiente y es ampliamente destacado por la prensa inglesa y alemana para alertar a sus muchos turistas. En resumen, que ese petardo de mierda es magnificado y elevado a la categoría de bombardeo contra el Estado español, y se convierte en amenaza para la vida de los turistas que se bañaban en las playas malagueñas.

Luego viene el dispositivo, que nunca sirve para detener a los terroristas que pusieron el petardo, sino para fastidiar aún más a los ciudadanos. Se forman larguísimas colas, coincidiendo con un domingo de puente de agosto en la Costa del Sol y la Feria de Málaga. Se hubieran formado como todos los domingos de verano en esas carreteras, pero en esta ocasión el mérito de las retenciones se lo concedemos a ETA. Y también el susto que le dieron a los miles de desalojados de Guadalmar, Puerto Marina y las playas de Benalmádena Costa.

Después hay que aguantar las inteligentes declaraciones oficiales. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya dijo cuando estalló el artefacto del 29 de julio que "no se puede afirmar que ETA tenga una estructura estable en la Costa del Sol, aunque tampoco hay que descartarlo". Un alarde de precisión. Ahora, el delegado del Gobierno, Juan José López Garzón, ha admitido que "los responsables de colocar los explosivos de finales de julio y ayer podrían ser los mismos", aunque no se puede decir que exista "un comando de ETA con infraestructura estable". Si pueden ser los mismos, ¿por qué no pueden ser un comando? Otro misterio. Esperemos que lo resuelvan pronto, y envíen a esos etarras de la Costa del Sol a la cárcel antes de que coloquen el próximo petardo.

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