La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Los ERE y el poder alargado

Tras mucho tiempo en el poder se desactivan los controles, el dinero público se maneja con desahogo y llegan los logreros

Cabe preguntarse: si no existió un diseño desde arriba para financiar los ERE fraudulentos, que fue la base de la instrucción de la juez Mercedes Alaya y el eje estratégico de la acusación del PP, ¿por qué ni Manuel Chaves ni José Antonio Griñán abortaron las prácticas irregulares de sus subordinados durante diez años? Si son honestos y limpios, ¿por qué no reaccionaron nunca hasta verse incluso imputados en el caso?

El jerezano ex consejero de Empleo Antonio Fernández, uno de los juzgados en el caso ERE que lo tiene más difícil, confesaba tras haber pasado por la cárcel, entre la sinceridad y el cinismo: "Cuando era consejero, una de mis tareas de cada mañana era llamar a los sindicatos y la patronal para ver qué necesitaban". Entiendo que lo que le demandaban a Fernández era ayuda para alguna empresa en dificultades y trabajadores que podían perder sus empleos.

Y la ayuda fluía muchas veces. Porque el primer objetivo que se impone un nuevo Gobierno al llegar al poder es permanecer en él el mayor tiempo posible y porque el principal instrumento para conseguirlo es el mantenimiento de la paz social y una extensa red clientelar. Cada conflicto laboral era un drama para muchas familias, rompía la cohesión social, provocaba desafección y originaba protestas callejeras. Si había extrema facilidad para amortiguarlo con dinero público, ¿por qué no usar la manguera a tope?

Lo distintivo de la Andalucía autonómica con respecto a otros poderes: que mandaban los mismos durante treinta años (y han seguido mandando después). Hegemonías tan largas -aunque sean por voluntad popular- tienen efectos negativos en el ejercicio del poder. No hay autocrítica, se desactivan los controles internos y externos, se maneja el dinero con desahogo y el partido gobernante se puebla de logreros, oportunistas, militantes sobrevenidos y arribistas varios. Recuerdo que el ex presidente de la extinta Checoslovaquia Václav Havel siempre desconfiaba de sí mismo y hasta se preguntaba si era ético que su comitiva se saltara los semáforos para llevarle al dentista.

Incluso en los sistemas democráticos es necesario que el poder desconfíe de sí mismo, se vigile y se depure. Cuando se gobierna tanto tiempo y sin interrupción, más aún. Es lo que no se hizo en Andalucía. Siempre digo lo mismo: el problema no es que haya corrupción en este o aquel Gobierno, el problema es que el Gobierno no la destape, la combata y la extirpe.

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