Dupond y Dupont son personajes cómicos, secundarios en las aventuras de Tintín. Dos policías gafes, que no son gemelos sino sosias, con idéntico bombín, bigote e indumentaria. Son de ficción, pero en la vida real nos tropezamos con casos similares que en ocasiones generan sobresaltos. Un ejemplo, entre las noticias veraniegas: "El PSOE exige la comparecencia de Nadal en el Congreso". Pero la requisitoria no era para el tenista Rafa Nadal, sino contra Álvaro Nadal, casi desconocido ministro de Energía, a quién pedían explicaciones sobre unas prospecciones petrolíferas.

En la versión castellana de Tintín, se tradujo el nombre de los Dupondt por Hernández y Fernández. Y el caso de confusión más flagrante entre dos personajes de la política española ha sido el de los Hernandos, portavoces de PP y PSOE en el Congreso. Coincidencia que dio densidad a aquella operación de marketing de Podemos sobre la casta. Uno de los Hernandos, el socialista Antonio, puede ser gafe. El otro, el popular Rafael, es capaz de gafar cualquier cortesía parlamentaria.

Los actuales diputados regionales son más de nombres propios que de apellidos. Susana, Juanma y Teresa, lideran a PSOE, PP y Podemos. La jefa de Podemos tiene apellido compuesto, Rodríguez-Rubio, que no usa. Sí lo utilizaba con sus cuatro palabras el presidente Rodríguez de la Borbolla. En su época no se estilaba manejar el segundo apellido de los políticos, como se hizo más tarde con Zapatero o Rubalcaba.

El feminismo profesional sostiene la tesis de que se menciona a Susana por su nombre de pila por machismo: si fuese hombre se la llamaría Díaz. Falso. A Felipe o a Pepote se les citaba así cuando eran presidentes del Gobierno y de la Junta. A Juanma se le conoce indistintamente por el apelativo familiar o por los dos apellidos juntos, Moreno Bonilla, como a los árbitros. Ya les ocurrió a otros diputados autonómicos, como los presidentes de la Cámara Marín Rite y Torres Vela, o al excelente portavoz de UCD en la primera legislatura, Arenas del Buey.

Un Arenas que nada tenía que ver con Javier, salvo su procedencia ucedera. No coincidieron en el Parlamento andaluz: Javier entró en 1986, cuando salió Fernando. En aquella primera legislatura había dos Anguitas, pero los dos del PCE, el alcalde de Córdoba Julio y el jiennense Manuel Anguita Peragón. Más confusión causan los dos Maíllos actuales. Uno es el jefe nacional del PP por delegación de Rajoy y Cospedal. Es el zamorano Martínez Maíllo, obligado a decir que la corrupción es cosa de las personas y no de los partidos, para exonerar al suyo. Y el otro es el cordobés Antonio Maíllo, el jefe de IU en Andalucía, un brillante diputado regional. En mayo, el PP de Madrid retuiteó unas declaraciones del Maíllo andaluz de IU: "La Junta sufre una paralización histórica por las primarias del PSOE". Creyeron a botepronto que eran de su Maíllo. Confundieron a Dupond con Dupont.

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